Dos de cada tres asalariados de entre 15 y 29 años trabajan en México en condiciones de precariedad debido mayormente a que ganan menos del mínimo para no caer en situación de pobreza, 359 pesos al día por hogar, según lo establecido por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), o bien porque no tienen cobertura de la seguridad social.
Esto los convierte en la población asalariada más vulnerable del país, ya que mientras el 66% de los jóvenes se encuentra en esta situación, 61% de la población ocupada total vive así, situación que se mantiene desde 2014.
Ante este escenario, el Informe Anual del Observatorio de Salarios 2018 de las Universidades Iberoamericanas de Ciudad de México y Puebla concluye que en México existe una situación de precariedad permanente en la juventud ocupada.
En esta edición, el estudio analiza la situación laboral de los empleados jóvenes mexicanos para ayudar a vislumbrar si se encuentran en una situación de flexi seguridad o flexi precariedad.
México está entrando en la tendencia de la flexibilidad laboral desde que la reforma a la Ley Federal del Trabajo de 2012 facilitó las condiciones de contratación y abarató el despido. No obstante, esta desregulación puede darse en un contexto de protección social o de inseguridad, dependiendo del modelo de bienestar de cada país. “Estamos diciendo a los jóvenes que a dos de cada tres les va a ir mal y a un tercio muy bien. Esto abona a un país sin clases medias, violencia, crimen organizado, y en el que muchos jóvenes están buscando ser sicarios”, afirmó el doctor Miguel Santiago Reyes Hernández, quien presentó los resultados.
Para llegar a esta conclusión, el Observatorio desarrolló un medidor de la precariedad y bienestar laboral, con los siguientes indicadores: salarios (no ingresos recibidos en otro concepto), protección social, prestaciones sociales, salud, tipo de contrato y jornada laboral.
De forma ponderada, el estudio muestra que los dos primeros factores son los que más influyen en el nivel de bienestar y precariedad en el trabajo.
“Si hay una política pública para mejorar los salarios y el sistema de protección que se tiene o la seguridad social deficitaria que tenemos, podríamos reducir los niveles de precariedad significativamente”, explicó el académico.
Política salarial
El investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) explicó que la mayor parte de la población ocupada percibe entre uno y tres salarios mínimos en concepto de sueldo, esto es, entre 88.36 y 265 pesos diarios.
El 60% está por debajo de la línea de pobreza que marca el Coneval y solamente el 5.2% gana más de cinco veces el salario mínimo (441.80 pesos diarios). “Entre 2014 y 2017 vemos que hay una tendencia a precarización en ingresos, no solo estancamiento, sino que la gente que se incorpora lo hacen en baja remuneración”.
La mayoría de estos empleos que pagan entre uno y cuatro salarios mínimos se encuentran en el comercio, la agricultura, la industria manufacturera y en el sector de restaurantes y hostelería. En este último caso, las propinas no cuentan como salario.
Salarios en México pierden su valor 2.5%: Coneval
Pero salir de una situación de precariedad para entrar en el reino del bienestar laboral no solamente depende del monto ingresado. “Que tu salario sea igual al de la línea de pobreza no garantiza un nivel de bienestar, porque seguirías en situación de vulnerabilidad. Se requiere un colchón adicional para no caer en una situación de crisis”.
Lo que completa ese colchón, elemento que es el segundo gran eje que sustenta el bienestar laboral en México, según el informe, es que los trabajadores estén cubiertos por un sistema de seguridad social. Es en este ámbito donde se ve con más claridad qué hace que los asalariados jóvenes sean el grupo más vulnerable de los trabajadores mexicanos.
“¿Cómo explicamos que el 57% de la población total no tiene acceso a la seguridad social y que el 66% de la población joven tiene esta carencia? Tiene que ver con una pérdida de derechos laborales”, comentó Reyes Hernández. La precariedad laboral es agravada por otras prácticas que quedan fuera de la ley. Por ejemplo, con prestaciones sociales, como vacaciones o aguinaldo, ya que seis de cada 10 asalariados no las disfrutan o lo hacen parcialmente.
También en la duración de la jornada laboral, pues el 80% de la población asalariada trabaja más de las ocho horas diarias reglamentarias, o las siete nocturnas, sin que estas horas extras estén retribuidas.
Sin bienestar laboral
El informe del Observatorio indica que el nivel de bienestar de los jóvenes trabajadores, en una escala del 1 al 100, es de entre 45 y 47 puntos. “El mercado laboral de los jóvenes casi no se mueve respecto del promedio, pero sí nos dice que ser joven implica más vulnerabilidad”, comentó el académico en el acto de presentación del estudio. Por esto, como las tendencias son las mismas en ambos grupos de población ocupada, el reporte propone soluciones comunes. Principalmente, plantea que el aumento salarial esté vinculado a la productividad y no a la inflación, tal como sucede ahora; así como al costo de vida según la ubicación geográfica, ya que trabajar en Chiapas no es lo mismo que hacerlo en Nuevo León, comentó Reyes Hernández.
También propone desvincular la seguridad social del trabajo para proveer un sistema mínimo de protección que garantice servicios de salud a toda la población.
Según explicó el académico, México es el país con el salario mínimo más bajo del continente americano, incluso por debajo de Haití, país más pobre de Latinoamérica.
(Forbes México).