En 2019 Saltillo se ubicó en el lugar 21 de las ciudades del país con más peatones y ciclistas fallecidos por atropellamiento, con 26 casos (25 peatones y 1 ciclista), de acuerdo con el monitoreo de la asociación Ni Una Muerte Vial; para el 2021 ascendió al puesto 18
El último documento del Instituto Municipal de Planeación al respecto data de 2015, con información proporcionada en 2014 por la Dirección de la Policía Preventiva Municipal.
Posteriormente, el IMPLAN ya no tuvo esa base de datos y dejó de realizar el análisis que tenía como finalidad “ofrecer información actualizada y relevante que permita crear un sistema de indicadores que sirva para mejorar la toma de decisiones y orientar las políticas públicas con el fin de mejorar la movilidad urbana de la ciudad”, según lo escrito en la introducción del documento.
En 2019, Saltillo se ubicó en el lugar 21 de las ciudades del país con más peatones y ciclistas fallecidos por atropellamiento, con 26 casos (25 peatones y 1 ciclista), de acuerdo con el monitoreo de la asociación Ni Una Muerte Vial.
Para este año, la capital coahuilense ascendió al puesto 18, con 13 casos fatales (12 peatones y 1 ciclista) registrados de enero a junio.
Para gestionar la velocidad o pacificar el tráfico se necesita una combinación de acciones como parte de una estrategia de seguridad vial: infraestructura, fiscalización o multas, e incidir en la conducta de las personas que manejan o caminan, de acuerdo con especialistas.
“La autoridad debe asumir una gran responsabilidad en los hechos de tránsito o accidentes, ¿de qué forma?, que diseñe, construya y mantenga infraestructura segura; básicamente se trata de bajar la velocidad y evitar las lesiones y muertes”, criticó Parménides Canseco, consultor de movilidad y transporte público.
Asimismo, el experto en seguridad vial, Francisco de Anda, consideró que las autoridades locales deben en primer lugar intervenir el espacio público para hacerlo seguro para todos los usuarios: niñas, niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, mujeres embarazadas, ciclistas, transporte urbano, motociclistas, conductores de vehículos particulares, entre otros.
Esto se lograría a través de estudios, como los que desarrollaba el IMPLAN, para identificar zonas de riesgo en las vialidades; así como creando normativas (y no sugerencias que no cumplen las dependencias) sobre el diseño urbano, de calles y banquetas, que den prioridad a los peatones y ciclistas, y que no los penalicen con infraestructura antipeatonal (puentes), como sucede con el actual reglamento de tránsito municipal de Saltillo.
Vanguardia