Alfredo y Juan Manuel son niños superdotados, son los primeros registrados en Coahuila, han crecido en Saltillo y también son los primeros que a sus 11 y 13 años ingresarán el próximo mes de agosto a la Universidad.
Los hermanos Jiménez Valenciana cursaron la secundaria en sólo dos meses y la preparatoria en seis. Desde los cinco años llevan materias que corresponden a nivel de bachillerato e incluso de nivel profesional.
A los cinco años, cuando apenas cursaba el preescolar, Juan Manuel ya multiplicaba las tablas del 5, 10 y 11. Al pasar a primaria dejó, junto con su hermano, el sistema escolarizado y ambos empezaron a tomar clases desde casa.
Su mamá se convirtió en su maestra para después recibir la formación del doctor Daniel García Navarro, quien imparte clases a nivel bachillerato y profesional.
Entre las asignaturas que cursaban electromagnetismo, álgebra avanzada, derivadas integrales, química, física, entre otras.
Al iniciar la pandemia continuaron sus clases en línea con un grupo de personas de altas capacidades que está en Querétaro y ahí cursaron materias como células y biomoléculas, programación por bloques, electrónica, biología, física, química, termodinámica, cuerpo humano y algoritmos.
Sin forzar tiempos ni capacidades, sus padres consideraron que son aptos para cursar la universidad y como cualquier otro estudiante cumplieron con el protocolo de ingreso y fueron aceptados en la Autónoma de Coahuila.
Juan Manuel en Jurisprudencia y Alfredo en la Facultad de Físico-Matemáticas, sin embargo éste último ha decidido cambiarse a la Universidad Politécnica de Ramos Arizpe a cursar Robótica.
“Estoy asombrado y orgulloso, sobre todo por pasar directo hasta la prepa y ahora a la universidad, pero como así ha sido mi vida en los últimos siete años, pues ya estoy acostumbrado”, expresó Juan Manuel.
Ambos estudiaron un año en el Centro de Atención al Talento, que se ubica en la Ciudad de México y es la escuela más reconocida que atiende a niños superdotados en el país.
Antes, también estudiaron un año en Houston, Texas donde obtuvieron el grado de sobredotación denominado Gifted and Talented, que otorga el gobierno de Estados Unidos.
A pesar de que su mayor avance ha sido en matemáticas, Juan Manuel ha decidido inclinarse por estudiar Derecho, un poco por influencia de su mamá que es abogada, pero sobre todo para ir trazando su propio camino y cursar la carrera que más le guste.
El menor de 11 años indica que después de estudiar Leyes, le gustaría cursar la carreta de Robótica o idiomas, por lo que tendría dos carreras al cumplir 18 años, cuando la mayoría de los estudiantes apenas a esa edad ingresan a nivel superior.
Por su parte, Alfredo relata que cuando tenía siete años sus calificaciones no eran muy buenas porque en su escuela prevalecía la disciplina y no el conocimiento.
Entonces su mamá lo puso a prueba y tuvo que resolver un problema de álgebra, lo hizo sin dificultad y eso reveló que tenía capacidades más avanzadas.
A pesar de tener capacidades que la mayoría de los niños de su edad no tiene, Juan Manuel y Alfredo han tenido una infancia completamente normal.
“Mi hermano y yo seguimos jugando con niños de nuestra edad, jugamos fútbol y béisbol, jugamos videojuegos, nuestra etapa de niños ha sido igual”, expresó.
Con alto IQ
Alfredo, el hermano mayor fue el primero en someterse a un examen especializado que se aplica en Guadalajara, el cual determinó que tiene 140 puntos de IQ y que, por tratarse de una condición genética, su hermano tenía 70 por ciento de probabilidad de presentarla también.
Al año siguiente regresaron para hacerle las mismas pruebas a Juan Manuel y su resultado fue un IQ de 138 puntos.
Se estima que el Coeficiente Intelectual se incrementa dos puntos cada año, por lo que al alcanzar la edad adulta, ambos niños tendrán un IQ similar al de Albert Einstein que era de 160 puntos.
Alfredo y Juan Manuel son los primeros niños superdotados de los que se tiene registro en Saltillo y están reconocidos por la Federación Mexicana de Sobredotación Intelectual (FEMESI) que aplica estudios muy avanzados para determinar esta condición.
Su madre, Sandra Valenciana Guerra, indicó que esperan que una vez que la condición de sus hijos se ha dado a conocer surgan más niños con este mismo don para formar una comunidad y que se les reconozca como grupo vulnerable debido a que no tienen acceso a programas de becas porque la ley no reconoce la condición de sobredotación.
Por tal motivo, ya propusieron al gobierno del estado y al Congreso dos reformas de ley para otorgar beneficios a este grupo de niños.
A pesar del camino tan diferente que sus hijos han seguido, Valenciana Guerra considera que han tenido un desarrollo normal y que buscarán que su talento sea reconocido a nivel internacional.
“Veo a mis hijos realizados, felices, son niños que han tenido una niñez normal, aunque no común. Tienen videojuegos, amigos de su edad, no buscan amigos más grandes, pero si están consientes de que su nivel académico no corresponde a niños de su edad”, señaló.
Agregó que como padres no pretenden que sus hijos trabajen a corta edad, sino que obtengan becas para estudiar en el extranjero.