Alfonso Durazo Montaño, quien en estos días dejará la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) para irse a competir por la gubernatura de su natal Sonora, asegura que ninguna zona del país, como sí ocurrió en el pasado, está dominada por el crimen organizado. También sostiene que no hay organización delictiva que tenga capacidad para retar al Estado, y defiende la política que en la materia aplica la presente administración: “nuestra estrategia no ha fallado.
“Históricamente había zonas administradas y hasta gobernadas por el crimen organizado. Eso se acabó. Eso ya no sucede ni en el Triángulo Dorado –zona que se localiza en los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua y que controló Joaquín El Chapo Guzmán– ni en la Tierra Caliente de Michoacán ni en Miguel Alemán, Tamaulipas. Esto no significa que no haya presencia de criminales, sólo que ya no dominan en esos lugares”, sostiene.
En entrevista con La Jornada, conviene en que aún no se puede cantar victoria, pero según él, sí hay un debilitamiento, en general, de todas las organizaciones criminales. Para Durazo Montaño, el cártel Santa Rosa de Lima “prácticamente desapareció” luego de la detención de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, y los grupos que actúan con mayor fuerza son los cárteles Jalisco Nueva generación (CJNG), el de Sinaloa y el del Noroeste (Zetas vieja escuela).
También advierte que Rafael Caro Quintero, un capo de los años 80 del siglo pasado –se le acusó de ser partícipe del asesinato de Enrique Camarena Salazar, un elemento de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) en 1985– y que fue extrañamente liberado el sexenio pasado, “busca retornar a la actividad criminal desde la zona de Caborca, Sonora”.
A continuación, extractos de la entrevista con Durazo Montaño, quien se hizo cargo de la SSPC desde el primero de diciembre de 2018:
–¿Qué papel están jugando las agencias extranjeras en la estrategia de seguridad?
–Se ha dejado atrás la hipocresía diplomática y la simulación en la colaboración internacional. Históricamente la DEA tuvo copadas, no cooptadas, a diversas instituciones nacionales de seguridad. Hoy hay una amplia colaboración, abierta, con toda la disposición del gobierno mexicano, pero en un marco total de respeto a nuestra soberanía.
–¿Cree usted que la DEA desconfía de las autoridades mexicanas y por eso no informó de las indagatorias del general Salvador Cienfuegos Zepeda?
–La DEA es una agencia compleja, tiene su historia, no la voy a relatar. Tenemos una relación de colaboración, más que con una agencia, con el gobierno de Estados Unidos. Hemos partido de reglas claras y transparentes, de una total colaboración, porque tenemos muy claro que la dimensión de las organizaciones criminales del país tiene un carácter transnacional, consecuentemente tenemos que enfrentarlas de manera coordinada con otros países, particularmente con Estados Unidos y con la Unión Europea.
Sí hemos sido exigentes en el sentido de que los términos de la colaboración, la participación de esas agencias con las instancias del gobierno federal se dé en un marco de respeto total a nuestra autonomía, a nuestra soberanía. Nada fuera de lo común, es lo mismo que exige Estados Unidos o cualquier país de la Unión Europea. Sonará a una cosa nueva, pero no debería de sorprendernos.
–Los índices de homicidio son ahora más altos que cuando Calderón declaró la guerra al narcotráfico. El año más violento fue 2019. ¿A qué lo atribuye?
–Recibimos en una condición difícil los niveles de inseguridad en el país. En 2018 los califiqué como un estado de emergencia nacional. Afortunadamente hemos superado esa situación, ya que no podíamos hacer frente como Estado mexicano a la delincuencia con los instrumentos que se contaba.
“Particularmente con la Policía Federal, de 36 mil elementos, 18 mil de ellos operativos, pero con un alto compromiso con el crimen organizado derivado de que en algún momento (Genaro García Luna) su propio titular –que está ahora rindiendo cuentas ante la justicia de Estados Unidos– comprometió en algún nivel a esa institución al haber otorgado protección precisamente al cártel de Sinaloa y que fue dominante en el país durante varios años gracias a ese apoyo.
“En cuanto al índice de homicidios, ya tenemos dos meses a la baja. No queremos vender a fuerza los resultados en materia de seguridad, pero no es del todo correcto que se utilice un solo rubro de la incidencia criminal para calificar el conjunto de los resultados.
“Valdría la pena que se revisen los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, ya que en 2016 y 2017 se reportó un incremento de 30 por ciento en cuanto al número de homicidios dolosos en el país, y de 2018 a la fecha se ha contenido, y ahora los casos han disminuido 0.57 por ciento, que es por supuesto insatisfactorio, pero el punto de inflexión a la baja ratifica el acierto de la estrategia”.
–¿La Guardia Nacional (GN) dejará de ser sólo una corporación reactiva y de proximidad?
–Un senador, de manera por demás equivocada, hizo una crítica sobre la GN. Señaló que a un año de su creación es evidente su fracaso. Sin embargo, organizaciones semejantes tienen más de 100 años de existencia y consecuentemente la nueva corporación debe continuar con su proceso de crecimiento cuantitativo y de consolidación institucional.
“Uno de los grandes logros que ya tenemos es que el despliegue territorial permanente nos ha permitido recuperar todas aquellas áreas geográficas, regiones del territorio que estuvieron históricamente dominadas por organizaciones criminales. En esas localidades no se conocía la presencia del Estado mexicano, ni siquiera a través de los programas sociales”.
–¿Cuáles?
–Todo el territorio nacional. Ya no hay absolutamente ninguna área del dominio de algún grupo criminal, y la política social ha sido un complemento fundamental de los resultados en materia de seguridad. Desde el principio dijimos que dejábamos atrás como único recurso el uso de la fuerza, porque no es el primer componente para resolver la inseguridad, es uno más.
–¿Qué información se tiene del tráfico de fentanilo y qué cárteles mexicanos son los más involucrados en ello?
–De Asia llegan precursores químicos para el ensamble de las tabletas de estas drogas; el punto de llegada fundamental es Manzanillo, Colima. Hay eventualmente desplazamiento hacia otros puertos, pero lo principal está concentrado en esa localidad, y obviamente organizaciones como el CJNG y el cártel del Pacífico se dedican a estas actividades ilícitas.
–¿Cuáles han sido los resultados en cuanto a detenciones de personas de alto nivel criminal?
–Con la estrategia hemos detenido a 599 personas con un alto perfil. Sin embargo, desde el principio decidimos no hacer de ellas un espectáculo mediático, para no convertirlos en modelos sociales a imitar.
“Revisando la historia, cuando así sucedió, terminaron empoderando a estos criminales. Y así tenemos a un Chapo, a un Mayo Zambada, a una Barbie, todos ellos altamente reconocidos, a grado tal que la mayoría ha buscado registrar su nombre como propiedad intelectual para que ante la eventualidad de su uso merecen un pago”, concluye.
La Jornada