Secretos de Familia (capítulo LXX). “España y el miedo”.

El abogado penalista Víctor Oléa Peláez (socio del despacho de Armando Luna Canales) llegaba a Madrid, enviado por el gobernador Rubén Moreira. Dos días antes, en el “Aeropuerto Barajas”, el gobierno español había detenido al exGobernador Humberto Moreira, al arribar al puerto, acompañado de su familia

Circunstancialmente, el politico mexicano, Miguel Torruco Marqués (y otros mexicanos y coahuilenses), entonces secretario de turismo en la CDdeMX y hoy asesor de AMLO; presenciaba la escena policial, estaba en tránsito en el momento indicado en el sitio indicado… en el “Barajas”. Las versiones de cuño directo, se fueron filtrando (y miren, aquí les relatamos una de ellas).

El gordo fachas había entrado en pánico al conocerse la detención de su hermano.

Y claro, como en las familias normales sucede, cuando un hijo o un hermano está en desgracia, el resto se dispone a lo que se ofrezca para ayudar; por ello, todos pensaban que la suerte del bailador tenía inquieto al primogénito de la familia, pero no; fachas temía por su propio destino. Donde al profe se le ocurriera hablar, su reynado caería y los baturros enfocarían las baterías sobre el gordo gobernante (como ya para entonces lo hacía el gobierno gringo y la Corte Texana).

Una llamada del extranjero, llegaba al celular de uno de los hijos de Humberto Moreira. “Es el gobernador de Coahuila”, dice en voz alta y en con tono irónico el vástago. Eran las ocho de la noche y el sonido del celular interrumpía la jornada nocturna en el Reclusorio VIP de Soto del Real, a las afueras de Madrid.

LA PRIMERA CONVERSACIÓN:

EL GORDO FACHAS:

¿Cómo están las cosas hijo, (con sollozos entrecortaba la voz). Pásame a tu mamá, y que sepas que no están solos. Tu dile a tu papá que yo estoy muy pendiente de ustedes.

EL HIJO: 

“Está llorando mi tío, ¿que hago mamá? (tapaba el auricular para que el tío no oyera lo que le decía a su madre).

LA ESPOSA: 

“Como si le importara tanto, a ver quién le cree ¿Y qué quiere?”.

EL  HIJO:

“Quiere hablar contigo o que le demos un recado a mi papá”.

LA ESPOSA:

“Dile que te dé el recado a ti y tu se lo das”.

EL HIJO:

“Tío Rubén, que me de el recado, yo se lo hago llegar; es imposible que usted hable con él y mi mamá está allá adentro, no puede contestar”.

EL HIJO:

“Como ves mamá, dice que le pide perdón por todo lo que le ha hecho. Y que le pide que no lo eche al agua con los españoles”.

LA ESPOSA:

“Está temblando tu querido tío. Mañana que puedas hablar, dile a tu papá lo que su asustado hermanito dice. A ver como lo toma”.

Los abogados españoles contratados por la familia Moreira Guerrero, cobraban por horas (en euros). Oléa (cobraba los mismos millones, pero en pesos) el enviado desde Palacio Rosa (allende el océano), quería hablarse de tu a tu con los juristas madrileños. Un especial interés por estar enterado tenía el enviado de ultramar. La familia no se había percatado de su presencia, hasta que uno de los abogados de España les dijo ¿qué, nosotros somos empleados de ustedes o del mexicano?

Oléa Peláez recibió una “tina de agua fría” con el encontronazo con la señora Vanessa Guerrero de Moreira. “Tengan cuidado dijo en voz en cuello la señora, este señor es enviado del gobernador de Coahuila (en el gobierno de México)”. Custodios y abogados, se hicieron para atrás (como haces cuando un bicho te quiere hacer daño).

“Salga de aquí de inmediato o llamamos a la Guardia Civil, dijo terminante el encargado de turno del Reclusorio”.

El leguleyo sarapero salió del sitio, cabeza abajo. Y raudo llamó a su patrón.

LA HORA DE VISITA:

EL HIJO (frente a la barandilla, aplanaba el botón para hablar, viendo a su padre tras el espejo blindado):
“Qué crees papá, tuvimos el honor de que llamara mi tío Rubén. Ya mero mojaba la línea internacional con sus lloridos. No le creí nada. Anda temblando de miedo por salir embarrado“.

EL BAILADOR (tras la rejas, también tenía que aplanar un botón para hablar):
“La mojada es porque se orinaba en los pantalones, las lágrimas son “de cocodrilo”. Así pasa siempre que él se siente vulnerable, es un tipo que de frente quiere asustar (amedrenta y fanfarronea) y en lo cortito, es “jarrito de Tonalá (corriente y sentido)”. Me dan ganas que le digas que la cosa está muy mal y que van por él, pero no, es capáz de hacer una pendejada y poner las cosas peor (imagínate el chorrillo que le daría, jajá). Los delitos que nos imputan son cabrones hijo. Esto hay que arreglarlo con la élite mexicana (“a cobrar favores asustando coludos, hoy se ocupa)”.

EL HIJO:

“Mi ´amá ya no quiere que llame, ¿digame que hago?, son muy molestos sus fingidos llantos de Magdalena. Solo le interesa su gran pellejo”.

EL BAILADOR:

“Dile que nos de dinero para pagar los abogados y la fianza, verás como se cuartea y no vuelve a llamar (ni que la lana fuera de él)”.

LA SEGUNDA CONVERSACIÓN:

EL GORDO FACHAS:

“Hola hijo, soy tu tío Rubén ¿qué se ofrece, cómo está tu papá, le diste mi recado?”

EL HIJO:

“Le di su recado, se rió; dijo que el no es chivato, que no tenga miedo. Y, de qué se me ofrece, pues está el pago de los abogados y la fianza, por si resolvemos sacarlo de aquí pronto. La fianza puede ser de 5 millones de pesos, más o menos, según la conversación del dinero a euros, y la chamba de los abogados va pa’ largo”.

EL GORDO FACHAS:

“Mañana o pasado te llamo. Les mandé un abogado para que los ayude, pero no me dice nada útil, no tiene acceso a la información”. Colgó.

Al saber que no peligraba, las llamadas de fachas fueron más espaciadas, ya no lloraba ni actuaba como dolido hermano. Ni un peso vieron del gordo fachas los familiares del bailador. El dinero no era (ni es ya) el problema, fue sí; ¡“España y el miedo”! Y fíjense señores, el origen del vocablo es Hispania, “tierra abundante de conejos”. Un Moreira tras las rejas en España, acusado de “peculado y blanqueo”, y el otro, sumergido en su “nueva forma de gobernar (y en las EmpresasFantasma)”.

¡Que bonita familia!, decía y repetía el cómico Pompín Iglesias (qepd).

Continuará…

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