…Que Jorge Torres López estaba quebrado cuando entró al gobierno de Humberto Moreira, y que esto, Los hermanos Moreira lo sabían y lo capitalizaron; es ciertamente un mito local, (que se repite en voz baja).
El odio de clase de Los Moreira, su rencor por la IP y el desprecio por la Familia López, (que significaba el poderío empresarial por tantos años a través del GIS, el dinero, la clase y la cúpula social), era coyuntura ideal para evidenciar que la corrupción no tiene partido, no excluye origen, apellidos ni posición social. ¡Pusieron a Jorge los dulces… y fue comiéndolos, uno a uno!
La idea de Rubén y Humberto, (bien unidos en esos temas perversos aunque no lo estén en la forma de gobernar) era y es, el culpar a otros en urdida astucia, de los hechos más ominosos, del desfalco y las falsificaciones; que ellos fraguan. Ninguno de sus tantos cómplices y lacayos del hambre, escapan a la tentación primero y a la culpa posterior (de lo complicado y de lo ajeno, lo hecho por Los Moreira; en especial). No es el juego del deslinde, es el perverso y maldito juego de las culpas ajenas. El de joder a quien los ayuda para ver si salen librados.
No caben los escrúpulos en ellos, en Los Moreira. Porque si no hay conciencia no habrá cargo de conciencia. La lealtad es algo que exigen a tantos que quieren gozar fortunas mal habidas, y es solo un algo para usar. A los leales los sacrifican luego de engolosinarlos con el poder y el dinero. Pregunten a Javier Villarreal y a Jorge Torres ¿qué fueron ayer y dónde están ahora; cómo estaban al entrar y hasta dónde los elevaron, para luego echarlos a los leones (FBI, DEA, medios, opinión pública)?
Para Jorge Torres López ir a los cargos públicos era una ruta cierta, cual tabla de salvación ante su realidad financiera.
Y así lo hizo, y así se sometió al bendito dinero, y con él (con ellos, Los Moreira) a la maldita consecuencia. Ayer fue alcalde de Saltillo, y secretario de varias carteras (sobre todo de finanzas), gobernador interino y cerrador del sexenio. Hoy es prófugo de la justicia, con visa cancelada y con ficha internacional de Interpol (quemado en la familia y ante la sociedad; acabada su carrera política y sin crédito empresarial).
Es Jorge Juan Torres López, culpable de todo lo que hizo, de todo lo que se llevó. Pero es además, culpable y perseguido, por supuestos hechos trágicos (y de desvíos y peculados, lavado y sobornos), ¿cometidos por sus “amigos Los Moreira”; los grandes beneficiarios del negocio y del descontrol?
Jorge se sabe señalado por la sociedad, despreciado por sus amigos y familia. Ellos, solo ríen a carcajadas (no saben de sociedad ni de religión, no tienen amigos verdaderos; solo cómplices; la familia está en el negocio. La culpa y el arrepentimiento, no están en su diccionario).
Continuará…
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