Uso y abuso del paréntesis en esta Saga Novelística cuando aludo al tiempo presente. Recordemos que los episodios son el puente que trae a cuenta los datos para entender ¿Cómo se hicieron del poder?, los intríngulis familiares y como se ha ejercido el poder continuado… y de ellos (Los Moreira), la ruta del dinero. Buena vía para entender.
(Las formas en este desgobierno de Rubén Moreira, se imitan. Es más fácil imitar al jefe que contradecirlo. Así, la prepotencia y el faldeísmo se repercuten. En el capítulo anterior de esta Saga (el XXI) se aludía a un funcionario que por camaleónico y tapa cloacas, trascendió las dos administraciones Moreira, como hay varios. Molesto, buscó una falda que lo defienda. La falda buscada, que resultó pantalón bragado, arremetió contra mí por WhatsApp. Ni que fuera la primera, ni que fuera la última. Lloran como Magdalena si siquiera los tocas (datos, escrituras, facturas y fotografías, hay de sobra). Pero se hinchan de modos y de posesiones, con las ínfulas del otro y con el dinero ajeno. Hay ahí, otros secretos de familia.
Javier Villarreal Hernández había viajado de su natal Tamaulipas. Era “consultor de softwares”. Alguien lo recomendó a Enrique Martínez y Morales, fue él quien lo trajo de NL a dar servicio a Coahuila. Luego fue a trabajar a la Contraloría del Estado bajo el mando de Inés Garza Orta. Todo esto en el sexenio de EMyM. Entonces era un Villarreal acotado, menor. Eso dicen quienes lo trataron (no sé si lo conocieron), allá, en ese tiempo político. Un día, aun laborando en la Contraloría de Inés, “ese Villarreal acotado”, destapa una bomba política: “Los aviadores en la SEP”… Humberto Moreira Valdés recién había dejado el cargo.
María Esther Monsiváis Guajardo llegó desde la carbonífera, de San Juan de Sabinas. Vino a estudiar, dicen. Se enganchó a Rubén Moreira desde temprano (y ese acercamiento no fue tan casual, pero fue cercano). Aun cuando el gordo fachas no era nadie, ella era su ayudante. La familia de Marucha (así le dicen sus amigos), en aquellos pueblos calientes del norte, pueblos mineros y sin embargo, tenía negocios que al gordo le gustaban; que le atraían entonces.
Así como Villarreal y como Monsiváis, y como Ismael Ramos, otros personajes fueron buscados por su cinismo y lealtades, traducidos en tapaderas y esconde datos; en limpia cloacas, y en comedores de “tierra” (enriquecidos y enzoquetados). Así se explica lo que hoy sucede y como sucede. Todos ellos fueron coptados por Rubén y fueron piezas clave en el sexenio de Humberto Moreira, como lo son ahora (a excepción de Javier que cubre otro rol relevante: “testigo protegido en EEUU”, camino pavimentado para varios co-conspiradores, y futuros enlodados). Y miren como les hacemos un favor en advertirles, aunque reaccionen así.
¿Qué pasaba en la tesorería hasta ese entonces en manos de Jorge Torres López (bueno eso creyó Jorge siempre, ahora quizás no piense igual)? Los subsecretarios en la Tesorería, ¿recuerda usted quiénes eran?: Javier Villarreal Hernández, María Esther Monsiváis y Enrique Martinez y Morales. El gobernador era el profe, el Tesorero era Jorge Torres, interactuaban esos tres perfiles destacados de subsecretarios; pero el jefe era Rubén. El dinero con Jorge (en los cajones de erario), el otro dinero con Torres Charles (en la justicia y la seguridad) y el otro con Luna Canales (con los financiadores). Negocio redondo.
Para cerrar el círculo vicioso: Pasar todo por la contraloría (Función Pública) y “limpiarlos”. ¿Quién era el Secretario de la Función Pública (Contralor) en ese sexenio de Humberto Moreira y que puesto ocupa hoy, en este de Rubén Moreira?, que explican “haber pasado a mejor vida, sin morirse”. La pregunta de tarea.
Continuará…
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