Francisco Tobías Hernández, secretario particular de Humberto Moreira, de última hora también va al congreso. ¿Qué prioridades de legislar había y porqué enviar a los parientes más cercanos del exgobernador Martinez (su hijo Enrique y su sobrino Luis Gerardo, si estaban tan distanciados: EMyM y HM), en que temas convenía contagiarlos y asociarlos; indisolublemente? ¿Seguía confiando Enrique en el pacto de apoyar la carrera de su hijo? (Años pasarían para sentir en el cuerpo político: la derrota inducida, los desprecios, el uso político, la chamaqueada y el nulo apoyo; la innoble actitud del otro Moreira, que en aquel tiempo fungía “de aval”, y ahora parece vengarse,…de algo).
Hilda Flores Escalera (mujer de varios sexenios, este era el cuarto), llegaba a tiempo, junto a Tobías, Luis Gerardo García Martínez, Verónica Boreque Martínez González, Jaime Russek Fernández, Salvador Hernández Vélez, Pablo González González, Salomón Juan Marcos Issa, Verónica Martínez García, Raúl Onofre Contreras, Karina Yanet Ríos Ornelas, Diana Patricia González Soto, al Diablo Fernando Donato De Las Fuentes Hernández (quien resultara “líder del congreso”), Jesús Mario Flores Garza, Osvelia Urueta Hernández y a Enrique Martinez y Morales, para votar prioridades.
¿la MegaDeuda de ahora, se fraguaba desde entonces, maquiavélicamente (y nunca accidentalmente), las falsificaciones de documentos y las firmas apócrifas, y todo el fraude legitimado en el congreso, ya era un Plan Maestro (de esos maestros del engaño: Beto el bailador y el gordo fachas)?
Por el PAN eran diputados locales: Esther Quintana Salinas, Carlos Orta Canales, Mario Alberto Dávila Delgado, Loth Tipa Mota Natarem, José Miguel Batarse Silva, José Manuel Villegas González. Legisladores también, por el PRD: Cecilia Yanet Babún Moreno. Jesús Contreras Pacheco y Javier Fernández Ortiz del Grupo Parlamentario “Evaristo Pérez Arreola”, del Partido Unidad Democrática de Coahuila.
Entre “otras gracias”, bajo esta “histórica legislatura”, se crea la: FISCALÍA ESPECIAL DE COAHUILA (15 de abril del 2009). Por primera vez en el país se juntaban las atribuciones de la procuraduría (justicia, perseguir del delito) y de la secretaría de seguridad pública (prevención, protección). Todo el poder, las facultades de maniobra, “la negociación y el coptaje”, era dado a Jesús Torres Charles; a instancias de Rubén Moreira. Pero había que validarlo “en Ley”, y crear el Frankenstein, que a la postre resultara más monstruoso que lo planeado.
El infame Servicio de Administración Tributaria del Estado de Coahuila (SATEC), fue otra obra maestra en esta legislatura (20 de abril del 2010). Esa concentración del dinero, esa facultad de pasear el recurso (de cuenta en cuenta, de dependencia en dependencia) hasta perder su origen (¿participaciones federales acaso?) y su “destino final” (¿Bahamas acaso?). Recuerdan quienes han sido sus flamantes y hegemónicos titulares (“ciegos y sordos, pero enriquecidos”): Javier Villarreal Hernández, Ismael Ramos Flores, Oscar López Elizondo, Roberto Diaz García (actual; porque el ominoso SATEC, existe convenientemente en este segundo sexenio Moreira).
Ya con otro gobernador (Jorge Torres López, Interino) pero en el mismo sexenio (el 7 de agosto del 2011), los mismos diputados aprueban la “Ley de Deuda Pública Para el Estado de Coahuila de Zaragoza”, (cual cheque en blanco a Los Moreira y a Jorge Torres), que: en el capítulo primero, “De las Disposiciones Generales”, en el cuarto párrafo, dice a la letra:
“…lo cual permitirá refinanciar o reestructurar no solo los financiamientos que se hubiere contratado en términos del artículo 9 de la iniciativa, sino también aquellos pasivos cuya contratación, por alguna causa, pudiera haberse realizado por las entidades sin cumplir algún requisito legal, siempre que dichos financiamientos, en su origen, hayan sido a inversiones públicas productivas, o a cualquier otra finalidad de interés público o social, cuando en forma directa o indirecta, inmediata o mediata generen recursos públicos”.
Continuará…
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