Isabel Arvide Limón, es una prestigiada y controvertida periodista y escritora, de corte nacional. Ha forjado su vasta experiencia profesional al lado del Ejército Mexicano (varios de sus multivendidos libros, tejen sobre esos militares en su vida. Rodeada de generales, unida a ellos… a sangre y fuego, y como una voz cierta que ha resultado vocera del propio gremio castrense, a querer y no.
Para: Adrián Garza Pérez
(El 12/07/2016, a las 2:37, Isabel Arvide escribió).
“Anoche limpiando mi correo encontré esta carta que envié a Aguillon después de que se mató, estrelló contra la Diana en el DF Un muchacho que era mi escolta y que vino al DF De Coahuila. Es muy oportuna porque Chuy Torres Chsrles, volvió”. (Texto transcrito íntegro).
Enviado desde mi Samsung Mobile de Telcel.
NOTA Y ADVERTENCIA: La carta, que en seguida les comparto, es parte del próximo libro que publicará la señora Isabel Arvide Limón: “Entre Rufianes y Políticos”. Mismo que saldrá en septiembre, bajo Editorial Planeta. Ahí se cuenta de propia voz de la autora: “La versión larga de lo que sucedió en Coahuila y la protección a los Zetas”… ¡Para que no digan que es mentira!
“Muy estimado David, Jorge López murió anoche. Ya iba muerto cuando montaron el teatro, muy caro para el discurso moralino-austero de Villarreal, de transportarlo al ABC. Me queda claro que hacerlo es parte de un “control de daños” que les ha resultado muy eficiente, nunca dije que eran pendejos, al contrario. Para mí el tema no es esto, su eficiencia política, su ejercicio del poder hasta conseguir lo importante: echarme, mantener la estructura paramilitar intacta pero sin fuerza, privilegiar alianzas corruptas criminales en el ámbito de justicia que están enraizadas en un proyecto político y silenciar medios locales. Esto, por eficiente que sea para sus fines, no es mi tema. Desde ayer, entrevistada por Reforma, tomé la decisión de no montarme en esta muerte, que aparté de sospecha de “borrachazo” legalmente, para exhibir a Chuy, sus amenazas y mi salida de Coahuila. Concederás que era una plataforma privilegiada para la magnificación mediática nacional, donde no puedes ejercer el mismo control que en Coahuila, donde los protagonistas son mis amigos de hace treinta años. Opté por guardar silencio por varios motivos. El primero no hacer famoso a un procurador, un fiscal, un político muy menor de provincia que en Los Pinos y en la Sedena está ya etiquetado, sujeto a investigación, como corrupto y protector de criminales. Él no es nadie nacionalmente y yo lo hubiese convertido en famoso. No es enemigo a mi altura. Y lanzarme contra Moreira está fuera de discusión porque, te lo dije siempre, yo no muerdo la mano que me ha dado de comer. Cada quien con su propio espejo. Todo al tiempo, todo cae siempre por su propio peso. Existe algo que se llama “justicia divina” o para algunos “Dios”. Yo sé quién soy, que hice y porque lo hice en Coahuila. El tema es de responsabilidad moral, hay un muerto, hay muchos sin empleo que creyeron en mí. Nada hubiese sucedido si tu jefe, maneja mi salida de otra manera. Como debió ser, de frente, con valor, con integridad, como hombre que puede mirar a los ojos de quien le sirvió con lealtad siempre. Y Moreira jamás podrá mirarme a los ojos de nuevo. Contigo es distinto. Por eso te escribo esto. Y por eso también te advierto, te acordarás de mí porque tengo el conocimiento del poder político, porque soy bruja, porque te llevo muchos años, que en tu circo ya crecieron los enanos, que Villarreal (como Jericó en otro ámbito) viene actuando, lo hizo conmigo, por ambición personal. Y que su mimetización, el servilismo con que interpreta y resuelve por su jefe, va a pesar en tu proyecto. Mi confrontación con Rubén viene de su extremo radicalismo político-intelectual, en lo que sabes que no coincido. Sin embargo los iluminados, los dueños de la verdad, como él, como Andrés Manuel, y los seres libres como yo, a quienes no vencen, no arrodillan jamás el poder y la estructura de dinero que conlleva, convergemos en un plano moral. Ambos sabemos que la moral no es un árbol que da fruto. Y lo que yo viví estos días, lo que he llorado amargamente, esta muerte de un hombre de 33 años que deja en la orfandad a tres hijos, la injusticia con que fui tratada tienen un fondo moral, no importa cuán eficiente sea el equipo, tú parte de, para estructurarlo a favor de sus fines. Ahora sí, con mi silencio, cierro el capítulo Coahuila de mi vida. Tú y yo nos enteraremos de lo que sigue, hoy y cuando corresponda, y sabrás que siempre tuve razón… Isabel”.
Continuará…
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