…“Desapareció la secretaría de seguridad pública a cargo de Fausto Destenave Kuri, que no era gente de Rubén, quien desde la secretaría de gobierno movía todos los hilos. Le dieron todo el poder posible a la fiscalía general. Y después surgió el “Modelo Coahuila”. Modelo, se llamó el proyecto de traer militares, (casi todos en retiro), a sustituir “a los corruptos jefes de seguridad”.
¿Querían (Los hermanitos Moreira) validar al amigo de Rubén y operador de todo lo malo, Jesús Torres Charles, usaban a la señora Arvide y a la SEDENA? Sabe ahora la señora Arvide, que con todo y su experiencia y antecedentes castrenses, fue parte de un juego urdido, que ahora le quieren cargar muertos y heridos, (esos “retacados en los closets de los hermanos”). Al paso del tiempo, ¿podrán salir de esos armarios, que los camuflan?
Hay políticos y rufianes que en simbiosis extrema, solo pueden medio entenderse en libros como los que nos escribe Isabel Arvide Limón. Y, sin regatear; debemos agradecerle, como sociedad mexicana.
“Armando Luna Canales, que como titular de la secretaría de gobierno tenía bajo su mando las cárceles, me pidió que consiguiéramos a alguien muy especial, todavía en activo, con apoyo directo del alto mando para hacerse cargo, porque Los Zetas tenían amenazados a los directores, dominaban las cárceles y amenazaban con ponerlas a trabajar para ellos. Es decir, iban a instalar una fábrica de ladrillos Ahí… Por ese motivo llegó el general José García Dorantes”. (Párrafo cuarto, página 159).
“24 de abril del 2009. Humberto me citó en su oficina. Había un problema con el director de policía en Piedras Negras, un mayor que había tomado posesión dos semanas antes. Resulta que el presidente municipal había ido a ver a Moreira para pedirle que lo quitara… porque así lo querían Los Zetas, y él estaba muy asustado. ¿Íbamos a quitarlo?, me aterré. Moreira dijo que no. Fui a verlo. Estaba solo, en la calle, sin escolta. Estaba prisionero de los policías bajo su mando. Escuché como toda la policía estaba coludida con los criminales. Iba a pedir al alto ando militar que le comisionaran escoltas… Me llamó el entonces secretario de gobierno, Armando Luna Canales, HABÍAN MATADO AL MAYOR NAVARRO”.
“¿Me utilizó, utilizó a los jefes militares, utilizó Humberto Moreira a las fuerzas armadas para operar contra Felipe Calderón?”.
Yo era aceptada por el poder infinito de Rubén Moreira, escribe Isabel. “sin saberlo estaba sirviendo a sus intereses”. Todo fue una danza completa de armonía hasta que “el general González Barrera empezó a hacer señalamiento graves sobre la gente de Torres Charles. Se quejó del apoyo que daba el delgado de la fiscalía, una persona ligada a Torres Charles, a grupos criminales de Torreón. Ahí inició nuestro enfrentamiento. Su comandante era hijo del director de la facultad de leyes. Jesús no escuchaba razones. Al final, ME AMENAZÓ DE MUERTE”.
“Vino el atentado en Monclova. Habían matado dos de nosotros (dos militares), no era un asunto menor. Ahí, Jesús Torres Charles, poderosísimo fiscal, se ganó la mala voluntad militar. Con toda honestidad no alcancé a medir qué quería decir que ERAN LOS ZETAS. En mi ingenuidad pensaba que solo era un grupo de Zetas, una célula, que eran parte de la organización criminal. Nunca imaginé que teníamos a los principales jefes ahí. Y menos que contaban con una protección oficial tremenda, que yo estaba afectando sin saberlo”.
(Página 169), deja la periodista Isabel Arvide estas interrogantes, que en su redacción, (me parece), ella misma parece contestar al preguntar. ¿Los dos hermanos Moreira, Rubén y Humberto, son incapaces de mantener compromisos de amistad y afecto, incluso de cariño? ¿Pueden ser inmensamente inestables’ ¿Son tan inseguros que se necesitan, los dos, probarse a sí mismos con un desfile interminable de mujeres? ¿Tienen, en verdad una infinita capacidad de traicionar en su naturaleza? ¿No saben ser amigos?
“Calderón Hinojosa estaba informado hasta el último detalle de los temas de seguridad, por eso hablamos mucho tiempo. Salió a relucir Moreira, gobernador, y le dije, lo mismo que había dicho a él, que me preocupaba mucho su agresión extrema contra la institución, y yo, nosotros, los militares y yo, estar en medio”.
“Todo eso mientras los meros Zetas, los originales, los jefes de NUMERO vivían en Coahuila. Todo esto mientras Rubén se le subía a la aorta a su hermano y se posicionaba con el apellido como el heredero. David Aguillón, que yo creía muy cercano a Humberto, me dijo que lo ayudara para que Rubén fuera gobernador”.
¿Llevaban Rubén y Humberto, durante el sexenio que encabezó Humberto, comisión de lo que se construyó, puentes carreteras y obra pública?
PD. El libro de la señora Arvide, “ENTRE POLÍTICOS Y RUFIANES”, dedica integro el capítulo octavo al profe Humberto Moreira Valdés. Transcribí datos importantes. Pude, sin pretenderlo, sacar de contexto algunas cosas, es error previsto. Copiar todo era lo ideal. Es “un documento importante y evidencial”.
Continuará…
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