Pasa, con pena y sin gloria, un sexenio gris y corrupto como el de Miguel Riquelme, continuación del moreirato, y las actitudes de los políticos en Coahuila se tornan patéticas.
Vergüenza de mandatario es Miguel, no contento con ser quien limpia la mugre de los Moreira, él se marea al subir a la altura de un confeti de los que paga para que le avienten. Pobre tipo, ladrón y mareado.
Coahuila, aquella entidad prestigiada y noble, luego del secuestro por más de 16 años por un moreirato infame, se ha convertido en la tierra del robo, la impunidad y el crimen asociado al poder.
Bajador
Uno que baja no es embajador, es bajador.
Riquelme el de Moreira baja de categoría, baja de moral (ya le era escasa, por eso, como a Pinocho, lo fabricaron en el taller de la Geppetto Viggiano y lo usa cual muñeco de ventrílocuo, el Gordo Moreira).
Un día lo suben sus fabricantes a una escalera de mentira y se cree que será dirigente del PRI y hasta candidato presidencial, y otro, lo ubican, de porrazo, y entonces, se dice digno de no recibir embajadas (que nadie le ofrece) y dice no querer ningún cargo (salir de la ratonera gubernamental, sin caer al bote).
Bajador es el ventrílocuo Moreira y bajado está Riquelme (el de trapo). Y ninguno será embajador, ni el de los hilos ni el hilado, ni siquiera de Geppettolandia.
Todo sucede
Todo sucede por un potrillo desbocado del PRI, con millones sucios y herrado en el lomo. Soltaron los Moreira y Riquelme a Manolo, para ver si ligan otro sexenio de su ganadería casquivana (24 años).
Todo sucede cuando aparece el subsecretario federal de Seguridad, con expedientes contra Moreira, Viggiano y Riquelme. (“Pa los toros del Jaral, los caballos de allá mismo“, así llega Ricardo Mejía Berdeja (de Torreón, mismo, de La Burbuja, mismo). De AMLO y MORENA.
Cantó el gallo
“Antes de que cante el gallo me negarás tres veces”.
Riquelme llora embajadas de fantasía, sus mentiras son hilarantes. Este sin valores, vendió de nuevo su alma al diablo y … cambió de diablo.
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