“Creemos en un Estados Unidos generoso, un Estados Unidos compasivo, un Estados Unidos tolerante, abierto a los sueños de una hija de inmigrantes que estudia en nuestras escuelas y jura fidelidad a nuestra bandera.”
BARACK OBAMA.
El mes pasado el Senado de la República puso en marcha el programa: Soy migrante, retorno. Los senadores expusieron que es responsabilidad del Estado cobijar a los repatriados, generando oportunidades de desarrollo para ellos. Ya sabemos que los legisladores son buenos para emitir discursos, los que hagan falta, pero en la realidad pronto los olvidan y, van a otra cosa, ahí estuvo Humberto Roque Villanueva, el coahuilense de la señal obscena.
Los tiempos que vivimos son de odio y racismo, las conductas y discursos de xenofobia se acentúan e incluso se institucionalizan en algunos países. Nuestros hermanos migrantes mexicanos viven tiempos de incertidumbre, asedio y acoso en los Estados Unidos y las deportaciones masivas son inminentes o ya ocurren y en muchos casos son dolorosas.
La campaña, “Soy migrante, retorno” pretende impulsar la integración comunitaria y la CNDH se comprometió a vigilar que los derechos humanos de los migrantes que son universales e inalienables sean respetados por las autoridades mexicanas y que el gobierno, fuera de México los defienda.
Se están presentando casos de migrantes que han vivido en los Estados Unidos hasta 20 años y ahora deberán retornar a este país dejando allá a su familia y los frutos de su trabajo que en muchos años forjaron, particularmente el caso de los Dreamers mexicanos quedan en situación de vulnerabilidad ante la cancelación que hiciera el presidente Donald Trump del programa de Acción Diferida (DACA) en los Estados Unidos, son casi 800 mil jóvenes que nacieron aquí, pero crecieron en los Estados Unidos (EU) y se han visto obligados a romper lazos afectivos, familiares y laborales y México les es ajeno, por lo que se encuentran en una situación inhumana e injusta.
La persecución de mexicanos para su deportación rompe la integración familiar, padres e hijos son separados y humillados sin el menor respeto a sus derechos humanos por lo que es importante que tengan información sobre sus derechos al retornar al país, así como lo que les ofrecen distintos programas sociales, como la forma de trasladarse a su lugar de origen, cómo recuperar su acta de nacimiento, qué albergues pueden recibirlos, qué cobertura de salud pueden tener, así como la forma en que pueden certificar sus habilidades, entre otros legítimos derechos.
¿Cómo se logrará que los mexicanos que retornan a su país se integren de lleno en un reencuentro para enriquecerlo en bienestar y progreso y sin conflicto para la sociedad mexicana?
La Organización Internacional de las Migraciones estima que cada día regresan a su país cerca de 600 mexicanos procedentes de EU, con lo cual la migración estaría dando una voltereta, porque según la Secretaría de Gobernación, son más los connacionales que retornan que los que emigran al vecino país y ahora son Chinos e indios los ingresan en mayor cantidad al territorio estadounidenses.
El desafío de nuestros paisanos que regresan es grande, las políticas públicas para ofrecerles empleos dignos son incipientes, ellos vuelven con una gran experiencia laboral, traen talento, la mayoría hablan 2 idiomas y el reto de las empresas mexicanas es el de integrarlos mediante ofertas laborales que detonen el desarrollo regional.
El programa, Yo Soy México, ha permitido dar seguimiento a la situación de los migrantes que retornan e impresiona la cantidad ya que se estima que entre 2005 a 2016 regresaron cerca de millón y medio de paisanos pero el gobierno mexicano ha retirado los recursos para impulsar acciones que apoyen a quienes pretenden reintegrarse a sus lugares de origen, por lo que de seguir así, se generarán nuevos problemas de empobrecimiento y desigualdad, los que ya de por sí, son graves.