Promover y asegurar el avance de la ciencia en México ha sido una utopía, por muchas décadas la investigación científica ha permanecido en el abandono y el desprecio o en espera de ser tomada en cuenta como un elemento inclusivo del desarrollo social; estas expectativas se han visto frustradas sexenio tras sexenio por los gobiernos del PRIAN y es perverso el descuido ancestral hacia estas áreas, vitales para el desarrollo de cualquier país.
El Congreso de la Unión, asigna cada vez menos presupuesto para la ciencia y la tecnología, los políticos reciben sueldos exorbitantes pero hacia el desarrollo científico actúan como si invertir en este rubro fuera una frivolidad e inútil y dependemos en buena medida del extranjero cuando se presentan problemas urgentes por resolver en materia de salud y otros asuntos vinculados a la ciencia como los recursos hídricos.
De la comisión de Ciencia y Tecnología del Senado del Congreso de la Unión, este año, se presentó sólo una iniciativa por parte del senador Juan Carlos Romero Hicks para reformar la ley en ciencia y tecnología en sus artículos 3° y 73 de nuestra Constitución, porque esas disposiciones son laxas como para impulsar la consolidación de un sistema de ciencia, tecnología e innovación, afirman los senadores, por lo que proponen realizar una reingeniería para eliminar las barreras detectadas en la normatividad nacional en la materia.
En cuanto a las propuestas del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en su Proyecto de Nación, 2018-2014, la promoción científica y técnica se coordina con la de desarrollo industrial y se propone, la creación de centros de investigación y desarrollo que incorporen la integración de la comunidad científica con la industria y el fomento al desarrollo de alta tecnología priorizando: la industria digital, mecatrónica, robótica, medicina aeroespacial, automotriz, nanotecnología y biotecnología, aunque el proyecto no comprende una política específica de ciencia y tecnología.
De lo anterior derivan fuertes reclamos, de científicos y políticos (Foros, México 2018: los desafíos de la nación) que coinciden en que la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) deben consolidarse como un eje trasversal del desarrollo nacional, redoblando la batalla por lograr que el presupuesto para la ciencia alcance al menos el 1 por ciento del PIB, aunque insisten en que el presupuesto debiera aumentar a un 2.5; los científicos reiteran la necesidad de que la iniciativa privada incremente su participación en este sector.
Esteban Moctezuma Barragán, de la coalición “Juntos Haremos Historia”, se comprometió a incluir en el plan de gobierno el documento “Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación”.
Esta semana se publicó la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México (ENPECYT 2017, Inegi, Conacyt) que revela que el 92.2 por ciento de la población está muy de acuerdo o de acuerdo en que se incremente la inversión gubernamental para el desarrollo de la investigación científica, en base a los resultado de la ENPECYT, el Conacyt comentó el consenso de la población en que el gobierno aumente en el crecimiento de este rubro tan fundamental para México.
Otros resultados de la ENPECYT muestran que un 35,8 por ciento de la población urbana expresaron tener un interés muy grande o grande en los inventos producidos por el desarrollo tecnológico, también se cuestionó sobre la clonación, la contaminación ambiental y la participación de las mujeres en la investigación en ciencia. La Encuesta se aplica cada 2 años y es financiada por el Conacyt desde 2001 (Reforma).
Este año, el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República reconoció que la inversión en ciencia cayó durante el actual sexenio lo que provoca recortes a los proyectos de investigación, detención en becas y deserciones en los estudios, nos quedas a deber Enrique Peña.