Podría suponerse que volver a la escuela es emocionante; como ya lo hemos comentado en esta columna, implica encontrar de nuevo a los amigos, a los maestros; comprende reemprender una ruta que supone avanzar en los conocimientos. No obstante, para numerosos infantes, especialmente en el caso de los niños que ingresan en una nueva escuela suelen experimentar intensa ansiedad, inseguridad, miedo, por tener que separarse de sus padres, en ese caso las actitudes de los progenitores son esenciales, ya que si los niños perciben estrés o nerviosismo en ellos, porque hay que evitar los contagios del Covid, es obvio que se los transmitirán, de ahí que habrá que comenzar con el autocontrol, la conciencia de que el sosiego, la calma y la seguridad se transmiten primero en el hogar.
Es normal que cuando ingresan a primer grado los alumnos entren en pánico, al bajarse del auto o del camión, habrá casos en que sea un verdadero problema para los padres o hermanos que los acompañan y el proceso continuará al ingresar al salón de clase, son variadas las situaciones que pueden inducir la ansiedad en los pequeños.
Cuando perciba la angustia o el miedo del infante, escúchelo, es importante reconocer los estados de ánimo de los niños y hacerles sentir confianza en sí mismos, que sientan que podrán superar las nuevas situaciones, esto es empatía, comprensión. Puede resultar fastidioso y molesto para los padres que tienen que atender a los otros hijos, al trabajo, pero tampoco es imposible, es parte de su amor hacia sus hijos, es madurez, es responsabilidad, eso les infundirá seguridad, será el, yo puedo.
Hay pocas escuelas para padres que se ocupen de analizar las emociones de padres e hijos, aunque desde hace algunos años se han incluido estos temas, escuchar a los hijos, dejarlos hablar, porque por lo general se estima que no saben lo que quieren ni lo que dicen, los progenitores están demasiado ocupados en la sobrevivencia cotidiana y dejan esos asuntos a los maestros.
Según informan las autoridades de educación del estado, a causa de la pandemia las instituciones educativas ahora cuentan con psicólogos y maestros de educación especial para atender a los alumnos que presentan miedos, angustias o sufrimiento, aunque atribuyen a los padres de familia la culpa y responsabilidad de estas emociones de miedo y sufrimiento en los planteles educativos, lo cual es una verdad a medias porque el personal docente también tiene responsabilidades para tratar este tipo de emociones y la única forma de liberarnos del sufrimiento es la conciencia para eliminar sus manchas en la esfera de nuestra realidad, esto se dice fácil pero es un camino difícil, sinuoso y hace falta mucha voluntad para emprenderlo, la realidad es que es una creencia colectiva que sufrir es parte de la vida, nacemos llorando y morimos llorando, o sea es parte del destino de la humanidad, lo cual hoy se sabe que no es así, hay que estudiarlo.
Conviene que los padres de familia entren en contacto con el futuro maestro o maestras de sus hijos, que éstos los conozcan y se enteren de si pueden necesitar apoyo emocional adicional sus niños, usted madre o padre de su hijo podría comentar a los docentes cómo percibe que se siente su hijo, ya sé que esto podría hacerse en escuelas particulares o del primer mundo y no en las de aquí en donde por suerte hay docentes, muchos de excelencia, vivimos en el tercer mundo y las escuelas están repletas de bullying.
El altruismo tiene un rostro, la bondad para con los demás que es una actitud de compasión y amor, este debiera ser el rostro de los maestros y por supuesto el de los padres de familia. Cuando tomamos plena conciencia de la presencia de los demás y cultivamos el respeto nos sentimos más felices lo que a su vez genera una atmosfera de paz.
En fin, trabajar en contra de la angustia, el sufrimiento y miedo de los niños en las escuelas es un trabajo colectivo de la familia, las autoridades escolares, el gobierno estatal y municipal, la pandemia es el cultivo perfecto para un clima de terror, para aumentar los problemas que ya de por sí padecemos como sociedad.