Uruguay experimenta una sequía sin precedentes. El país sudamericano lleva una racha de años con lluvias escasas y sus principales repositorios de agua dulce alcanzaron niveles críticos. Autoridades anunciaron que a la red hídrica tradicional solo le quedan pocos días de agua para quedar seca.
De acuerdo con el Gobierno uruguayo, la nación se enfrenta a su peor crisis de agua en 74 años. La falta de lluvias, por supuesto, es el primer factor para considerar al explicar la escasez de agua, seguido de la falta de políticas públicas y obras hídricas para preservar el recurso.
En palabras del meteorólogo uruguayo Juan Luis Pérez, la ausencia de humedad, la falta de nubosidad y los debilitamientos de los vientos del este son los fenómenos que explican la ausencia de lluvias en el área metropolitana del país. Si bien el investigador no responsabiliza al cambio climático por la falta de agua, aclara que el debilitamiento de los sistemas de vientos está relacionado directamente.
“No es que sea el responsable (el cambio climático) de que en Uruguay no esté lloviendo, pero es una de las causas que provocó que esos sistemas de vientos se posicionaran de forma incorrecta”, aclara.
Uruguay tiene cuatro principales bancos de agua (embalses) de donde extrae el líquido para llevarla a las ciudades y poblados. El embalse de Paso Severino es la fuente mayor de agua para Montevideo y el área metropolitana.
En menos de tres años y ante la falta de lluvia, ha quedado consumido casi en su totalidad. El sitio solo mantiene el 2.6% de su caudal normal. Para julio de 2023 ya no quedará agua en Paso Severino que surta a las ciudades del país.
El gobierno implementó medidas de emergencia ante la crisis. El presidente Luis Lacalle Pou anunció que usarán fuentes alternas de agua (ríos y lagos cercanos al Río de la Plata) para compensar la falta de servicio básico.
El agua tomada ‘de emergencia’ no es cien por ciento potable. El líquido tiene una tasa de salinidad mayor de la recomendada. Es bebible, pero de acuerdo con el diario El País, existen reportes de malestares entre la población por el cambio de la fuente de agua.
A medida que el agua se vuelve más salada, el Ministerio de Salud de Uruguay aumenta el nivel permitido de sodio en el recurso. Según datos de Montevidata, el valor máximo permitido era de 200 mg/l. Tras la emergencia y las medidas urgentes para solventar la escasez, las autoridades de salud determinaron un histórico de 720 mh/l. Karina Rando, ministra de Salud Pública, aseguró que el agua actual de las ciudades es segura solo para personas que no tengan enfermedades relacionadas al consumo de sal, como hipertensión. También advirtió que, si no llueve lo suficiente en las próximas semanas, se seguirá usando cada vez más agua salada hasta el punto en el que las personas deberán beber únicamente agua embotellada.
Uruguay ha presentado lluvias ligeras en los últimos días, lo que permite mantener la crisis controlada. La crisis hídrica está lejos de acabar, aceptan las autoridades, pero la situación de emergencia se ha pospuesto por algunas semanas más.
Mientras tanto, el personal de la Administración Nacional de Obras Sanitarias trabaja a marchas forzadas para extraer, potabilizar (parcialmente) y transportar agua a las comunidades que más lo necesitan.