Los trabajadores de la basura, habitantes de Ankara la capital de Turquía, asombrados al ver que los ciudadanos tiraban libros en buen estado, recopilaron los textos y crearon una biblioteca en donde en sus tiempos libres disfrutan de una lectura y juegan ajedrez.
Todo esto comenzó hace más de medio año, constituido por 4.750 obras, pero no solo eso. Además de libros, hay revistas, máquinas de escribir y los escritos que están inutilizables son revividos como apoya libros o se construyen lámparas mezcladas con tuberías de cobre.
Este santuario de conocimiento cuenta ya con un lema el cual es, “acá no se pierde nada”, aludiendo al uso que le dan a las cosas que a los ojos de otras personas parecen ser inservibles.
El lugar esta abierto a todo el público y se ha vuelto tan popular que cuenta con una barbería, cafetería con diferentes tipos de comida, espacios de descanso o de lectura y las oficinas de los administradores.
Lo que en un principio comenzó pequeño, después de un tiempo se hizo tan grande que la biblioteca ha abierto sus puertas a particulares, colegios y puso en marcha programas de préstamos a asociaciones sin esperar lucrar.