Tren Maya supera el ecocidio generado en Calica, Quintana Roo

“Si todos estamos de acuerdo en que Calica es un ecocidio; el Tren en la selva maya -así como se ha montado- sobrepasa por mucho, pero por mucho, el daño causado por Calica en esa zona del país”, aseguró José Urbina, buzo de cuevas e integrante del colectivo Sélvame del Tren durante una entrevista en Aristegui en Vivo.

Reconoce el nombramiento de Alicia Bárcena como secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el próximo gabinete de Claudia Sheinbaum, que entra en funciones en octubre. Es más, aplaude su gestión para que la empresa subsidiaria de la estadunidense Vulcan Materials Company sea sancionada por los daños causados en los ecosistemas de la costa de Quintana Roo, que, según la actual canciller, en algunos casos son irreversibles.

Pero, hay un punto en la discusión en el que el ambientalista no coincide de ninguna manera: el diseño de construcción de una de las obras emblemáticas del gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador: el Tren Maya.

“Calica, con números de la Semarnat -dice Urbina, conocido también como ‘Pepe Tiburón’-, devastó 926 hectáreas de la zona maya. Un cantidad enorme para una mina. Solamente en el trazo del Tren Maya, que va de Cancún a Tulum, con 60 a 90 metros de ancho, tenemos más de mil 100 hectáreas de deforestación. Si se le suman los tamos seis y siete superan las 2 mil 400 hectáreas de devastación. Calica se tardó 36 años; el tren solamente dos años”.

A esto -añade- hay que sumarle que el Tren Maya demanda el mismo material que produce Calica. Es decir, el polvo que se utiliza para construirlo. Entonces, “el proyecto del presidente López Obrador, ha tenido que multiplicar el número de minas a cielo abierto, y muchas de las que ya existían se han tenido que ampliar (con permiso de la Secretaría de la Defensa Nacional), para poder surtir este material a la demanda tan enorme que requiere el Tren Maya”.

‘Pepe Tiburón’ invita a los interesados a imaginarse unas tomas aéreas en esta zona del sureste del país: verían una serie de “minicalicas” que se han expandido como un tumor, como un virus. “Y lo que hacen es precisamente lo mismo que Calica: arrasar con la selva. Las mismas explosiones bestiales que vemos en los videos de lo que hace la empresa estadounidense, que presenta la secretaria Bárcena, en las que se observa cómo vuela por los aires el suelo selvático, esas mismas explosiones las hacen las minas que le dan material al tren y muchas de las cuales son ilegales”.

Sostiene que Sélvame del Tren no se da abasto para presentar las denuncias legales “contra este ecocidio”, porque el Tren demanda y el sistema judicial no tiene la celeridad para que la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente pueda darles el curso legal que se demandan.

Aún así, José Urbina pone de su parte para llegar a un diálogo con la nueva secretaria de medio ambiente: “La doctora Bárcena debe encontrar en nosotros, no a opositores que la contradicen con palabras vacías o motivos políticos, sino aliados. Nuestros conocimientos, nuestra información, están a su disposición para detener este proyecto que además es ilegal, están cometiendo un desacato”.

“Hay dos suspensiones definitivas en el tramo cinco y en el siete, que no se respetan, y están evadiendo con una argucia legal. El gobierno actual ha decidido ser completamente indiferente a la ley. Se siente por encima de ella. Si hubiera escuchado a los especialistas en la materia, este ecocidio se hubiera evitado, así como si hubieran escuchado a la doctora Bárcena en 1986 se hubiera evitado el desastre de Calica. Está ahora ella a tiempo para detener esta obra, cuyos daños son, en su mayoría, irreversibles”.

 Aristegui
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