Hoy es día de los inocentes.
Mexicanos, coahuilenses; despertemos del letargo. Ya basta de vernos la cara. Dejemos de ser tan inocentes y caer en los juegos de los corruptos y cínicos, estos que dicen, vinieron a emanciparnos, pero resultaron “secuestradores”.
Enfoquemos el enojo
No olvidemos la MegaDeuda y los millones en Texas y tanta propiedad y negocios con dinero del pueblo, que salen a la luz (casa verde olivo, y casas blancas, ranchos y quintas, museos y constructoras, carbón y energía, inversiones en Texas, en España, en Uruguay, Chile y Sudamérica, etc.).
No descansemos de expresar nuestro asco por las EmpresasFantasma y con ellas, el robo del presupuesto de las medicinas y los apoyos al campo y del combate a la pobreza. Ni olvidemos la matanza de Allende, el exterminio en el Penal de Piedras Negras, ni las fosas clandestinas como la infernal de Patrocinio; no olvidemos los sobornos y las suburban retacados de maletas con millones de dólares sucios, ni las acusaciones y denuncias por tanto funcionario, por directivos y dueños de medios y legisladores, vinculados al moreirato y al crimen. Ni la plaza entregada a los malos (por estos, los más malos).
¿Inocentes o pendejos?
No perdamos de vista que la gasolina y el diésel subirán más que antes. Todo este latrocinio y corrupción, en México y en Coahuila, requiere más nuestra atención que los quince años de Rubí, o que el show de los hermanos Moreira, peleando las migajas del esquilmado botín, que les resultó la tesorería estatal.
Gandallas.
No me había referido a lo gandalla de este gobierno en su cochino actuar electorero, por no hacerles el caldo más gordo y vamos que está, y están. Tan solo los últimos datos, como las grabaciones al secretario de desarrollo social del estado, violando la ley electoral y promoviendo de parte del gobernador al delfín Riquelme. O la grabación al presidente de la Fundación Colosio, dando órdenes a un consejero electoral, para favorecer al PRI y al delfín Riquelme. Son dos episodios (de tantos en tres años), que irritan, y evidencian al INE COAHUILA y a la FEPADE (órganos de adorno y solapamiento indignante).
Espías espiados.
Y por cierto, repudiamos las grabaciones, el espionaje, el escaneo, la persecución y el sometimiento; a quien sea (a tantos desde del gobierno, y ahora “hacia el gobierno”). Es indecente, es ilegal, es violatorio a todo derecho humano y es costumbre del gobierno (sobre todo de este de Rubén Moreira, que usando privilegios de seguridad pública, espía a su pueblo, a políticos y partidos, a empresarios y periodistas). Mala costumbre esta de espiar, que se ha imitado en supuesta venganza. Es actividad ilícita que nos degrada como sociedad y debe ser recriminada y sancionada.
¿Gobierno del pueblo y para el pueblo?
El gasolinazo y el sabotear la gasolina son una conducta malvada del gobierno. La idea según los expertos, es de que al no haber gasolina la gente sienta que es peor no tener combustible que el tener uno encarecido. La oportunidad de oro del gobierno federal es abaratar la vida al consumidor en general. Con los apoyos sociales no se puede porque: son pocos, insuficientes, malos, tardíos y son escamoteados partidariamente. Son además, usufructuados por las líderes de barrio y los jefes rurales. Entonces, al subsidiar o abaratar la gasolina, el beneficio es para tantas familias mexicanas.
Avión de jeques y precios de infamia.
Pero este insensible gobierno decidió subir tarifas, incumplir la palabra dada y joder al consumidor. El encarecimiento de los combustibles, encarece los fletes y ello impactará los productos básicos y en general el precio de todos los consumibles. Ello, indudablemente propiciará una creciente inflación.
Pero eso sí, tenemos el avión más caro del mundo, los funcionarios gastan en viáticos y gasto corriente más que nunca. Los proveedores en el gobierno también “venden casas” y propiedades a los secretarios de estado y al propio presidente. Los gobernadores endeudan a las entidades avalados por SHCP, saquean las arcas estatales y se vinculan con el crimen, impunemente.
Adiós al PRI.
Es este ejercicio político, el ingenioso y humano juego… de ¡perder, perder!, y es sin duda, el adiós al agónico PRI.
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