La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a la Casa Blanca para mantener su primera reunión con el presidente Donald Trump en el que se espera que hablen de la Unión Europea (UE), la relación con Rusia y los intereses de los inversores alemanes en EEUU.
Merkel, que tenía previsto reunirse con Trump el pasado martes, pero tuvo que posponer su visita debido a una tormenta de nieve en la costa este de EEUU.
Trump la recibió en la puerta del ala oeste de la Casa Blanca, donde se encuentra su oficina, y ambos se dieron la mano y sonrieron para las cámaras antes de entrar en la mansión presidencial.
Ambos tenían previsto hablar a solas durante unos 15 minutos y mantener después un encuentro junto a sus delegaciones durante otros 45 minutos, seguido de una reunión con empresarios de EEUU y Alemania para conversar sobre “el desarrollo y la formación vocacional de la mano de obra”, según la Casa Blanca.
La relación entre Trump y Merkel ha sido fría hasta ahora: antes de llegar al poder en enero, el nuevo presidente de EU acusó a la líder alemana de hacer cometido “un error catastrófico” con su política de refugiados, mientras que ella criticó el veto migratorio impuesto por el mandatario y suspendido por un juez federal.
La reunión de este viernes permitirá a ambos líderes mantener un primer contacto personal del que no deben esperarse grandes revelaciones en cuanto a contenidos, según la Cancillería alemana, ya que estos se definirán en la ronda de cumbres multilaterales de los próximos meses, de la OTAN, el G7 y el G20.
Aun así, la líder alemana quiere trasladar a Trump la “significación central” que para Berlín tiene la UE, y que el partido liberal VVD del primer ministro Mark Rutte haya sido el más votado en Holanda es un “resultado proeuropeo”, según destacó Merkel tras conocer los resultados en el país vecino.
La victoria de Rutte disipa el peligro del “nexit” (versión holandesa del “brexit”), al que aspira el ultraderechista y xenófobo Geert Wilders, y eso es una buena noticia para Merkel ante su entrevista con Trump.
La canciller pretende también hacer valer el peso económico de Alemania para Estados Unidos, defender los intereses de los inversores alemanes en el país y dejar claro que no se admitirán nuevos aranceles o tratos discriminatorios para sus empresas.
El presidente, por su parte, quiere aprovechar la relación para establecer una relación “personal” con Merkel y pedirle consejo sobre su experiencia en el trato con el mandatario ruso, Vladímir Putin, según ha adelantado la Casa Blanca.
Con información de Excélsior
Fotografía de Reuters
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