La Universidad Autónoma de Coahuila siempre tuvo las siglas UAC, había, dicen, una confusión con la Universidad de Colima y en un bolado que perdimos, ahora sus siglas son UAdeC.
Los estatutos de esa llamada Casa de Estudios no exigen que seas egresado de ella para ser rector, pero es esta una básica premisa, una fundamental.
Hasta este nuevo rector, Octavio Pimentel Martínez, que sí egresó de la Escuela de Sistemas, los anteriores cuatro egresaron del ITESM y eso no ayudó a su vinculación universitaria (llegaron, usaron el trampolín y accedieron a cargos en la administración pública).
El rector que, por “fortuna universitaria” dejó el cargo hace poco, tiene antecedentes de guerrillero, es priísta descarado y a más, se le relaciona con rituales de alucinógenos y actividades aéreas. Sin avión.
Acumuló Salvador Hernández Vélez auditorías con observaciones millonarias, sin solventar, denuncias por packs estudiantiles y de maestros y venta de drogas en los campus, denuncias por tráfico de becas, bajo nivel educativo; empresas fantasma, nómina obesa, aviadores, gasto corriente inflado y muy corriente, nulo mantenimiento a la infraestructura escolar, y un largo etcétera.
Nueva generación
Este rector que tiene 47 años, trae empuje cuando menos discursivo. Sus colaboradores son gente joven e incluyó en cargos relevantes a personajes de las facciones de poder en la universidad.
No le hacen bien a la UAdeC las facciones pero ese es un desafío mayor, el reducirlas y ponerlas a trabajar por la universidad en vez de hacer pura grilla desgastante. Inútil.
La generación joven es reflejo premeditado del nuevo gobierno de Coahuila, que en 4, cumple apenas 100 días en el poder.
Octavio es reflejo de Manolo, la rectoría es espejo del gobierno estatal y de esta nueva generación de políticos, que aunque tuvo que coexistir con la ralea que gobernó Coahuila, hace tempraneros esfuerzos por deslindarse, y que sufre la astucia de los Moreira que son tentaculares y mafiosos, sobre todo El Gordo capo.
Los desafíos
Un rector frontal y directo, envalentonado y seguro, acudió ayer, dispuesto, a Ventana Política, uno de los canales de TV del periódico Columnas De México.
No eludió ningún tema, cierto, en varios fue condescendiente pero sus ideas de renovar el ambiente tóxico universitario, son interesantes.
Abrir la universidad y destacar el diálogo y los acuerdos, sanear las finanzas y hacer auditorías fincando responsabilidades a quién corresponda, ¡qué pague quien la deba! Promete.
La currícula académica y la pertinencia en programas y cursos, en carreras y postgrados, sin perder de objetivo de elevar la calidad académica y educativa, son desafíos urgentes.
Bajó 30% los sueldos de funcionarios, y se comprometió a reducir la nómina, quitar los dobles sueldos de funcionario y maestro de tiempo completo, cuidar el gasto corriente y tapar las fugas presupuestales.
Nueva oportunidad
Despolitizar la universidad es necesario, hoy se sabe escuela de cuadros del PRI y se sorprende cuando los de la izquierda invaden los espacios estudiantiles. Ni unos ni otros deben violar la autonomía, esa calidad desgastada.
Nueva oportunidad tiene la UAdeC con un rector que la conoce, que egresó de ella y que, apoyado por el gobierno, puede, si tiene voluntad, desglosar toda la actividad universitaria y, con una rafia higienizante, sanearla de su cáncer programático y financiero (la corrupción).
Hernández Vélez debe ser llamado a cuentas (sin un cargo que lo cubra), y Pimentel debe renovar el todo universitario para convencer a la federación de no regatear el presupuesto.