Una buena relación entre hermanos

Los hermanos y hermanas, además de tener en común el ADN, comparten la misma educación, valores morales, cultura, ropa, aventuras y regaños. “En una casa en donde hay varios hijos y tienen casi la misma edad, siempre se presencian llantos, peleas por los mismos juguetes y travesuras en conjunto, pero también hay momentos de jugar juntos, imaginar las mismas cosas y dejarse llevar por la diversión, crean complicidad entre ellos”, dice María Fernanda García, psicóloga infantil.

Los hermanos, por compartir el mismo núcleo familiar, viven las mismas realidades, aunque cada uno las enfrenta según su personalidad, se acompañan ante diferentes situaciones. Por consiguiente, se estrecha más la relación de amor y amistad que se crea conforme comparten momentos juntos. Tener hermanos, significa no estar solo ante los retos de la vida, sin importar la edad.

Es importante resaltar que no siempre es una relación de armonía. En varias ocasiones, hay hostilidad, rivalidad, competitividad y celos, los que en ocasiones crean una relación tensa. Sin embargo, es trabajo del adulto tratar de que se vuelvan a llevar bien.

Tener hermanos o hermanas tiene que ser sinónimo de juegos compartidos, de amistad, de diversión y risas, no de temor a perder beneficios o de recibir menos cariño. Para el hermano mayor, cuando su mamá está embarazada, ese es su mayor miedo, el ser reemplazado, pero con pláticas hay que explicarle que no será así. Lo más común es que se le demuestre que él será el que debe proteger al menor.

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