Una pionera

Mary Ellen Richmond (1861-1928), nació en Belleville, Illinois en los Estados Unidos, quedó huérfana desde muy niña por lo que tuvo que vivir con su abuela quien era una activista por los derechos políticos de las mujeres para ganar el derecho al voto, además de ser una feminista radical, lo que influyó en Mary para formar una personalidad con opiniones propias y actitudes críticas sobre las carencias de la atención a los pobres y discapacitados.

Fue la abuela quien la educó en el hogar hasta los once años, y por no creer en el sistema de educación tradicional obligó a Mary a optar por el autodidactismo, leía cuanto caía en sus manos, que no era poco y logró inscribirse en la escuela secundaria para señoritas, Easter Female High School de Baltimore graduándose en 1878.

Trabajó como contadora para sobrevivir, aunque más tarde laboró como tesorera de las Sociedades de Organizaciones de Caridad (COS), siendo la primera mujer en ocupar ese cargo y gracias a su eficiencia fue nombrada secretaria general de la organización, cargo que ejerció durante 10 años, ahí adquirió los principios e ideas para su contribución a lo que después sería el trabajo social como profesión.

Por su trabajo en las COS, Richmond asumió que no era posible ayudar a los pobres sin más, que era imprescindible buscar las causas de la pobreza de las personas para  erradicarla y fomentar su independencia, ir más allá de las buenas intenciones y profesionalizar su intervención, ese fue el punto nodal de su intervención, por lo que señaló la necesidad de capacitar a trabajadores sociales profesionales para que fueran capaces de gestionar y cambiar las circunstancias de las familias necesitadas.

Al crearse la Escuela de Filantropía aplicada en Nueva York se integró como docente, actividad que le hizo ver que el trabajo social debía ser una profesión con información sistematizada sobre teorías, metodologías y técnicas de investigación y posteriormente publicó su primer texto sobre técnicas y métodos del trabajo social, titulado, “El diagnóstico social”, basado en su investigación de quince años sobre 2800 casos.

Posteriormente publicó, ¿Qué es el trabajo social de casos?, obras ampliamente conocidas por los trabajadores sociales. Mary tenía sólidas convicciones de que la cooperación de los trabajadores sociales con profesionistas como las y los  educadores y personal del sistema de salud era decisiva para ayudar exitosamente a las personas vulnerables, además sostenía que el bienestar social era una responsabilidad cívica.

Mary Richmond vivió en una época de gran ebullición social, de cambios intelectuales y el abrupto surgir de un nuevo orden mundial con un espíritu entusiasmado por la defensa de la mujer,    de manera que ella con su tenaz estudio sobre la naturaleza de las necesidades sociales dio un salto cuántico al reflexionar y establecer que la simple “ayuda, en sí y por sí, no tiene ninguna calidad moral” que hay que  transitar hacia el análisis del contexto de los pobres mostrando modalidades de intervención y organización, por lo que ella colaboró en la elaboración de reformas legislativas sobre la problemática de las esposas abandonadas, el trabajo infantil y en la creación de tribunales para menores, entre muchas otras.

Dar unas pinceladas sobre la biografía de la fundadora del Trabajo Social como disciplina es en honor a la Facultad de Trabajo Social de la UA de C, que recién cumplió 60 años de trabajar formando profesionistas, Facultad en la que laboré como docente por varios años; la actividad de los trabajadores sociales se ha hecho imprescindible, extendiéndose a innumerables instituciones que trabajan por un nuevo humanismo.

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