Desesperanza, desaliento, qué pasa en Coahuila, qué falta para que la desgracia no siga creciendo en esta tierra generosa? La megadeuda, la rapiña de los políticos insaciables, enchidos, engordados con la riqueza del pueblo y el medio ambiente depredado.
Saltillo está perdiendo los exiguos recursos ambientales que le quedan, con una población en incremento constante y con la incertidumbre a cuestas. El incendio de Sierra Hermosa es la enésima catástrofe, después del registrado hace 7 años en México, el más grande, que abarcó 100 mil hectáreas y resultó devastador para el norte de Coahuila, sobre todo, para Ocampo y Múzquiz; el derrumbe de la mina de Pasta de Conchos hace 12 años, la muerte constante de mineros en los pozos de carbón, la Región Carbonífera es zona de desastre y muerte, sí hay quién se queje, pero no hay quien escuche y haga justicia.
Las inundaciones en Acuña y Piedras Negras, el 4 de abril de 2004, una repentina avenida del río Escondido, provocada por intensas lluvias en la Sierra del Burro, dejó un saldo de 31 muertos y 50 desaparecidos; el 24 de abril del 2007, cuando aún los pobres no se recuperaban de la inundación de 2004, un tornado de categoría 5, azotó de nuevo en el sector de Villa de Fuente y dejó un saldo 7 mil afectados, 3 muertos y 15 desaparecidos en Piedras Negras. El huracán Alex fue otra catástrofe inconclusa por muchos años para Sabinas y la Carbonífera. Es cierto que las inundaciones y huracanes son fenómenos naturales en alguna medida impredecibles pero sus efectos están ligados a la corrupción y a la ineficacia de las autoridades, el siglo 21 ha sido rico en desastres para Coahuila.
La incertidumbre ambiental se refleja sobre todo en la crisis hídrica que las autoridades pretenden ignorar, pero que es ratificada por los habitantes de Saltillo ante la incapacidad de Agsal de dar abasto a la reparación de fugas que cada vez son más grandes y frecuentes, pierde 40 por ciento del vital líquido en fugas, además está la sobre explotación de los mantos acuíferos regionales; la proyección del Inegi es que para 2050 el valle de Saltillo contará con 1 millón 400 mil habitantes, con lo cual estará saturado y sobre explotado, la pregunta es, ¿de dónde se les va a dar agua, con qué se sustentará la actividad industrial de una región sin ríos y sin lagos? Las autoridades han sido omisas en la construcción de presas para retener la poca agua de lluvia que se va hacia Nuevo León; no les importa el futuro de la ciudad, sólo vislumbran hacia dónde van a saltar, cuál será el trampolín, el siguiente puesto público que ocuparán y cuánto podrán ganar en 3 o 6 años.
Jordi Bosch, Gerente de Agsal asegura que ante la falta de lluvia Saltillo tiene asegurado el abasto de agua hasta por 5 años más y como se había comentado en este espacio, casi la totalidad del liquido proviene de la zona rural la cual no es retribuida equitativamente o simplemente, la retribución no existe, lo cual es injusto. A pesar del alardeo de Bosch, recientemente varias colonias del oriente denunciaron con desesperación la suspensión del abasto durante 2 semanas y vaya que la población saltillense suele distinguirse por su paciencia y resignación.
Disculpe el lector la disrupción orientada al caso del agua de Saltillo, que dicho sea de paso, algo tiene de trágico, pero el incendio de Sierra Hermosa deja ver la enorme falta de educación ambiental y de amor a la naturaleza que se padece en Saltillo y en Coahuila en general, no hay conciencia de que somos naturaleza, es dramático que los niños, jóvenes y aún los adultos no tengan una dimensión de lo que significa un árbol, a pesar de que contamos con una de las más prestigiadas universidades agrarias del País, la UAAAN, la ignorancia ecológica es supina y la pérdida de una gran parte nuestro principal pulmón ambiental es desoladora.