Cuando un negocio te aporta utilidades tiendes a preservarlo y buscar su eficiencia para aumentar tu capital, esa es la naturaleza humana, pero no se debe aplicar igual en los negocios que en el gobierno, donde la eficiencia se debe buscar para maximizar el beneficio de la sociedad.
El gobierno de México y el sistema político que lo soporta por desgracia se convirtieron en un negocio para un numero importante de individuos, el objetivo primordial de generar una mejor forma de vida para los ciudadanos se perdió y el afán de enriquecerse, vivir cómodamente o mantener un trabajo en el que se gane mucho dinero o privilegios con poco esfuerzo, son las razones que mueven a millares de burócratas de todos los niveles en el gobierno y los partidos, organismos parasitarios donde para mantener esa fácil forma de vida a costillas de todos los ciudadanos hacen cualquier cosa con el afán de permanecer, desgastando especialmente a los que nos encargamos de invertir, trabajar, generar empleos y producir desde la ropa que usan, los vehículos que manejan y los alimentos que se meten a la boca.
La idea izquierdista no es diferente a lo que pasa en nuestro gobierno, en sus mas típicas formas también genera una pesada burocracia improductiva que vive en un mundo de privilegios y desangra constantemente a la economía por su baja productividad, estado de cosas que se traduce en desabasto, carestía y caos para el pueblo que brilla en forma de una pobreza rampante.
Evidentemente también existen gobiernos de derecha que generan aliados fuera de el esquema público, en estos sistemas el gobierno y algunos empresarios se alían para mantener monopolios y explotar a la gente obligándola a consumir productos y servicios de mala calidad a precios excesivos, evitando a toda costa la competencia con fines proteccionistas y de negocios y deteriorando la calidad de vida de la población que también resulta empobrecida, la similitud en ambos esquemas es absoluta y nos consume a todos por igual, debemos evitar a los grupos que se asocian para monopolizar al gobierno o la economía, en ambos casos, la competencia entre empresas y políticos son la mejor solución, ya que la alternancia obliga a mejorar y ofrecer mas por menos para contar con el agrado de los consumidores o votantes según corresponda.
Es verdad que lograr la competencia y apagar los monopolios no es un camino fácil, sin embargo, si queremos lograr el equilibrio, lo tenemos que hacer mediante leyes justas y aplicables, con competencias en terrenos parejos, con educación para todos y con comunicación sin censura, donde la información no sea patrimonio de unos pocos privilegiados.
La gente se transforma y cambia y así debe cambiar su gobierno y su economía; La clave para institucionalizar un gobierno virtuoso se basa en armar una ley con procedimientos de aplicación medibles y factibles, con objetivos claros y alcanzables; leyes que deberán ser formuladas y ejecutadas por personas preparadas y conscientes de su relevo y con la seguridad de que se evaluara su trabajo y su eficacia o ineficacia se premiara o castigara con todo el rigor de la ley para el bien de la comunidad.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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