Habían transcurrido cerca de 40 días sin que se continuara la vacunación anti Covid en Saltillo, y se anuncia que de viernes a martes, del 20 a 24 de agosto, según estricto orden alfabético se vacunaría a estudiantes de Saltillo y Arteaga (a jóvenes de 18 a 29 años).
Jóvenes y autoridades no pensaban igual: los chavos desairaron el fin de semana para irse a bares y antros y se arremolinaron, inclusive sin dormir, desde las 11 de la noche del día anterior a la fecha final de vacunación, improvisando campamentos y una fila de antesala de vacuna.
La autoridad, sin entender el porqué los jóvenes no acudían a la vacuna y pensando que no irían, decidieron clausurar 2 de los módulos de vacunación (Hacienda “El Mimbre” y CANACINTRA) y dejar sólo el campus de la UADEC, en modo peatonal.
¡Y entonces vino la crisis!..
Miles de estudiantes dentro de las instalaciones al abrir la vacunación (8 am) y muchos otros afuera, en largas filas pretendiendo entrar a toda costa. La temperatura estudiantil subía por una vacunación lenta y desorganizada, el calor del verano calentaba aún más los ánimos, y entonces se avisa: “se acabaron las vacunas, todos a su casa“.
Protestas, gritos, reclamos y nadie de las autoridades municipales, estatales o federales había para contener el problema.
Un grupo de estudiantes cerró la Carretera 57 frente al campus Arteaga de la UADEC, otro grupo tomó unas portátiles y con ellas quebraron las amplias vidrieras del Campus para reunirse con los estudiantes que ya estaban dentro.
El caos fue total, por fortuna no hay muertos que lamentar.
Los medios de comunicación llegaban, las redes sociales se llenaban de videos tomados con los celulares de los alborotados jóvenes …
Y entonces arribaron varias patrullas de la Guardia Nacional, intentando contener a los jóvenes.
Largos y complicados minutos transcurrieron, horas quizás y entonces llegó el delegado del gobierno federal, Reyes Flores Hurtado y subido en una silla con un megáfono portátil se dirigió a los jóvenes:
- “Que había conseguido 3000 vacunas adicionales”.
- “Que se daría preferencia a los jóvenes que estaban ya dentro de las instalaciones”.
- “Y que les pedía a los que fueran vacunando que no presumieran la vacuna en redes sociales, por “respeto” a los jóvenes que se habían ido”.
Lo que pudo ser un evento sanitario y en orden, resultó un completo desastre… ¿de quién es la culpa, del organizador (el gobierno federal), de los tres niveles de gobierno por politizar un evento de salud pública, de los jóvenes por dejar para el último la vacuna y luego desatar el caos poniendo en peligro su propia seguridad?