Hoy día el ser humano utiliza filtros para mejorar sus fotografías y no usa los valores para mejorar su vida.
Un liderazgo que no base su ejercicio en la virtud es uno que estará condenado a la insatisfacción de su equipo, de su pueblo y a la condena final de estos por el tiempo en que se vivió sojuzgado.
Desde el Tao del Liderazgo de Lao Tse hasta el ABC del Líder de Maxwell, transcurridos mas de dos mil años, hemos de encontrar que el concepto de un liderazgo que basa su ejercicio en los valores impulsa a los equipos de trabajo, pueblos y ejércitos a desarrollar los mejores desempeños a diferencia de no utilizarlos y basarlos solo en el mando y la disciplina.
Encontramos en los grupos de trabajo de empresas y negocios que la mejor manera en que los empleados tengan satisfacción es a través de un liderazgo positivo, ya sea mediante el estilo del dejar hacer, de la forma democrática o participativa o la suma de estos por medio de un liderazgo situacional.
La forma mas primitiva del trabajo se basó en la esclavitud o el trabajo forzado hace milenios, el ser humano era secuestrado por medio de la conquista y obligado a prestar su fuerza laboral a cambio de una vivienda y mendrugos.
La variante de este fenómeno invadió al mundo prácticamente hasta principios del siglo XX, el caso del Congo Belga sintetiza la barbarie del conquistador que aparte de extraer los tesoros de ese país: hule, diamantes, carbón, maderas y marfil, creó una servidumbre humana cruel y despiadada.
Pero lejos de sorprendernos, encontramos en estos tiempos ejemplos en las empresas y negocios, reyecitos, que con un gramo de poder simplemente sustituyeron el látigo del capataz con los esclavos, por un látigo mas moderno que es el látigo del hostigamiento, del acoso y de la denigración como forma de liderazgo.
Siguiendo a Maxwell, describe al liderazgo como: “…la facultad de mejorar a las personas de un área, a través de la guía u orientación de un líder, que define como aquel que tiene esa capacidad de influencia a través de la cual sus subordinados mejoran sus aptitudes y capacidades”.
Lideres necesarios para estos tiempos de pandemia y desasosiego son aquellos que influyan en las personas y los lleven al límite de sus capacidades y aparte que desarrollen las que están dormidas, todo ello en un ambiente de respeto, de enseñanza y de retroalimentación, ya que debemos recordar que el fin del trabajo es lograr la dignificación del ser humano y no solamente satisfacer sus necesidades.
No solo ser el libro, sino también la doctrina, a través de un liderazgo participativo que estimule y que sienta en el ejemplo, en el hacer y dar de las cosas, una finalidad que brinde a su vez el deber cumplido.
Estos tiempos requieren cada día de líderes con mayor preparación profesional como plataforma, pero adicional a ello, de personas que constantemente se eduquen de forma autodidacta y a través de seminarios, cursos, talleres acerca de las conductas humanas en el trabajo.
Esta pandemia causó estragos importantes en el comportamiento de todos en las diversas instancias: familia, trabajo y sociedad y nuestros temores e incertidumbres estallan cuando estamos presionados, nos volvemos mas sensibles, mas precavidos y todo ello repercute en la forma en que laboramos y en la que interactuamos con el círculo íntimo y social.
Si ha ello le queremos agregar un liderazgo tradicional basado en la autoridad y el mando, en el “me tienes que obedecer ,porque yo aquí soy el jefe”, crearemos un garapiñado de rencores, lo anterior porque se harán las funciones y se entregarán las piezas o se atenderán a las personas, pero interiormente se resguarda el agravio y al corto tiempo, estalla y revienta.
Cuidemos lideres nuestro estilo, despertemos las cualidades, influyamos en lo positivo, arropemos a nuestros equipos y seamos solidarios en el esfuerzo.
Recuerda que lo importante no es el mando, sino el cuidar de las personas que están a tu cargo y que el liderazgo implica inclusión y alcance, no sumisión y poder.