Lo sucedido en días recientes en los Estados Unidos es, como lo han anotado distintos analistas y expertos en política, una advertencia sobre lo que nos puede llegar a pasar a los mexicanos si continuamos permitiendo que un solo individuo dicte a su antojo los destinos del país.
Para fortuna de los estadunidenses su democracia cuenta con un marco institucional robusto y un estado de derecho firme que impide que los delirios de grandeza y la locura de su Presidente los arrastre hacia el abismo.
Para nuestra desgracia nosotros no estamos en condiciones similares. A los mexicanos nos ha costado mucho trabajo la creación de instituciones sólidas y la formación de pesos y contrapesos que equilibren el poder.
Hay que reconocer que los avances que se dieron en el pasado fueron insuficientes, pero incluso así, son mejores que lo que pretende hacer López Obrador al constituirse en el principio y el fin de toda posibilidad política del país. Incluso si el Presidente fuera alguien capaz y honesto eso sería indeseable; peor todavía cuando ha dado muestras de su absoluta incapacidad para gobernar.
Aún si usted cree que me equivoco y que, a pesar de que las cifras dicen todo lo contrario, López Obrador es el mejor Presidente que ha tenido el país; incluso así debería reconocer el peligro de que México se convierta en la nación de un solo individuo. Ya lo vivimos con claridad cuando ha utilizado su poder para exonerar, sin tener ninguna facultad legal para hacerlo, a su hermano y a otros corruptos de
su Gobierno.
Es por eso por lo que las elecciones que tendremos a mediados de este año son tan importantes. Cada cargo público que quede en manos de un candidato de Morena será utilizado para satisfacer los caprichos del Presidente. Todas las evidencias demuestran que él no permite que nadie gobierne y que se tomen decisiones con autonomía. Para López Obrador el único individuo que realmente vale la pena es él mismo y nadie más.
Las pretensiones dictatoriales de Andrés Manuel deben ser frenadas, ahora que todavía se puede, en las urnas; de lo contrario todos pagaremos las consecuencias. No podemos tapar el sol con un dedo y decir que en México las cosas iban bien antes de la llegada de López Obrador al poder. Por supuesto que no. Pero se están poniendo bastante peor y al que no quiera reconocerlo le hago la respetuosa invitación a que, con la mayor objetividad que le sea posible, revise las cifras de la violencia; la economía y la pobreza. ¿Por ese México votó?
López Obrador es, por supuesto, un líder carismático al igual que lo es Trump en los Estados Unidos. Pero eso no significa ni que sepan gobernar ni que busquen el bienestar real de sus ciudadanos. Allá la mayoría se dio cuenta a tiempo y alejó al Mandatario norteamericano del poder. Aquí, el voto que colocaremos en las urnas el próximo 6 de junio será fundamental para la democracia y la prosperidad de México.
Si luego de su anunciada intención de terminar con los órganos autónomos, usted sigue creyendo que AMLO es un demócrata, está en su derecho. Pero, para todos los que nos damos cuenta de cómo tal medida supone un intento más para hacerse de todo el poder sin que nada le pueda poner freno, tenemos que salir a votar por la democracia.
@marcelotorresc
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