Hace unos días, la escritora Guadalupe Loaeza publicó una carta a Xóchitl Gálvez en su espacio del periódico Reforma en la cual le hacía ver su decepción.
Ahí le dice: “te apoyé con textos y pláticas con amigas asegurándoles que eras nuestra única esperanza… pero ya ni en la sobremesa hablo de ti. Ando de capa caída“. Cierra su carta pidiendo a Xóchitl que “cambie de asesores, ya que la están haciendo perder mucho terreno que ya tenía ganado al inicio de su campaña“. Nunca he sido un ávido lector de la señora Loaeza, tampoco he tenido claro, a través de los años, dónde se ubican sus preferencias políticas, pero reconozco su trayectoria y creo que su carta es muy atinada y llega a buen tiempo, si es que la Xóchitl (pre) candidata no ha sido completamente absorbida por sus “asesores” y las voces e intereses que la rodean (y que la pusieron ahí). Si Xóchitl quiere tener probabilidades reales de ganar, y si sus seguidores y equipo cercano quieren verdaderamente ayudarle, deben abrir la puerta, levantar la antena y estar muy atentos a lo que voces, hasta cierto punto aliadas y desinteresadas, o por lo menos no abiertamente opositoras a su proyecto, le sugieren. Las señales preocupantes, sobre la candidata, la “pre”campaña y el “proyecto” de capirotada de partidos y emisarios del pasado, son muchas y muy obvias. Pensar que atacar a Loaeza por “criticar” la campaña de Xóchitl es la manera correcta de lidiar con quien levanta la mano para señalar áreas de oportunidad y sonar la alarma sería un error grave. Hoy fue Loaeza, pero hay (habemos) muchos y muchas que han perdido interés, ánimo y ganas de apoyar ese proyecto, por más que la otra opción parezca aburrida, un recalentado 4Tero y hasta peligrosa para algunos. La realidad es que ni Xóchitl, ni su campaña, ni su proyecto (que en teoría existe, pero es secreto porque todavía no hay campaña oficial) levantan. No se puede levantar el avión a base del aire que generan los aplausos de focas en la nómina, se requiere mucho más.
También en estos días me llamaron la atención tuits de Claudio X. González, la mente maestra detrás del proyecto de alianza de partidos que eligió a Xóchitl como candidata, y de Enrique de la Madrid, responsable de construir el proyecto de gobierno del Frente Amplio por México (o como se llame ahora). El señor X. González dice que su deseo para 2024 es “que sea el año de la ciudadanía“. Y agrega: “este año se elige entre democracia o autoritarismo“; que se necesita que el 65% de los mexicanos salga a votar para neutralizar el voto clientelar de Morena y así aumenten exponencialmente las probabilidades de victoria para Xóchitl. Enrique de la Madrid, bien intencionado estoy seguro, lanzó un tuit comparando a México con Corea del Sur: “En 1960 el ingreso anual promedio en Corea era de $155 dólares y hoy es de unos $27,500. No veo ninguna razón por la que los mexicanos no podamos hacer lo mismo. Pero eso sí, se necesita creerlo, fijarnos metas concretas y ponernos de acuerdo para alcanzarlas”. No se le ocurre al señor de la Madrid aprovechar la frialdad (crueldad) de esos números (por cierto, creo que el dato de 1960 de Corea es equivocado) para siquiera tratar de esbozar algo de autocrítica que la ciudadanía (esa que debe salir a votar en masa) necesita ver. Porque cuando su padre fue presidente (a inicios de los 80’s), México tenía un PIB per cápita de alrededor del doble que Corea del Sur y cuando Peña Nieto entregó el poder a AMLO (después de 4 sexenios priistas y 2 panistas), Corea tenía un PIB per cápita del triple que México.
La verdad es que suena bien el rollo, le piden a la ciudadanía que salga a votar, pero no son capaces de decirles porqué deben salir. No articulan, o al menos no he podido ver, un mensaje claro sobre los qués y los cómos, fuera de reciclar la idea de que Claudia es (como fue AMLO antes) un peligro para México. Nos piden un cheque en blanco sin siquiera dar un recibo a cambio. Creen que sacar a la 4T y reinstalar a los mismos de antes, con las mismas ideas y recetas de antes, esas que pusieron la mesa a la 4T, es una propuesta que generará entusiasmo y volcará a la gente no solo salir a votar, sino a votar por su candidata. Se le olvida al señor X que hay un segmento amplio de la población, probablemente más allá del voto duro o clientelar de Morena, que no alcanza a percibir eso del “peligro para México”, que no alcanza a sentir que esos de antes los hayan tratado como ciudadanos cuando pudieron y debieron hacerlo y que se sienten más como ciudadanos hoy que en los últimos 2 o 3 sexenios. En ambos casos el señor X. González y el señor de la Madrid parecen mostrar que están desconectados de la realidad y no es claro cómo, pensando así, pueden apoyar un proyecto y a una candidata que necesita vencer por nocaut. La estrategia del miedo no les alcanzará. No se puede ganar por nocaut corriendo por el ring o tirando algunos jabs de derecha. ¿Qué es diferente ahora? Eso es lo que probablemente preguntarán esos ciudadanos a los que ahora les quieren hacer sentir que son los ciudadanos que nunca fueron para esos partidos del Frente Amplio. La realidad es que no han podido articular una respuesta medianamente razonable a esa pregunta.
Urge que Xóchitl se dé cuenta y empiece a pensar en cómo responder la pregunta más importante del 2024: Xóchitl, ¿qué es diferente esta vez?