Y se casaron, fueron felices y comieron perdices

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Cortázar adereza la entrega en este 33 aniversario de mi unión con Issa y todo el contexto de la vida en matrimonio.

Sin pensarlo escogimos el otoño de Piedras Negras, que es el que se presta para el mejor clima de la ciudad, en la que decidimos emprender una carrera hacia nuestro entendimiento y ya ven el tiempo que ha transcurrido.

A pesar de los vaivenes de este mundo moderno y actual, la institución que fue instituida por la divinidad (y de qué otra parte, pudiera ser) ha subsistido precisamente por esa profundidad de creación.

La ecuación, según la tesis divina, es simple: Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también a su síntesis que es el amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Genesis n 1,2), que es Amor (cf 1 Juan 4,8.16). Ahora bien, habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, a los ojos del Creador (cf Genesis 1,31). Y este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la creación. “Y los bendijo Dios y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla'” (Genesis 1,28).

Y eso que solamente se ha citado al Antiguo Testamento, luego vino el redentor y nos legó otra enseñanza de amor en el matrimonio y la fórmula para permanecer unidos.

Y que poder decir de ese lazo primordial que es el amor resumiéndolo en una frase: ‘cuenta conmigo’, o a mí me agradaría estar contigo’. El amor nos hace vivir un cierto éxtasis que no significa vivir en la fantasía, porque los dos somos personas diferentes con distintos gustos, defectos y virtudes. Es allí donde el amor nos hace aceptar, cambiar, perdonar y hacer feliz al que está a nuestro lado, al fin de cuentas el matrimonio consiste en llegar a la meta de la felicidad mutua y la realización de la pareja en todos sus ámbitos, de ser posible.

García Márquez, refería que la relación perfecta es, que estar frente al ser amado no trasciende por solo este hecho, sino por lo que es uno cuando esta con ese ser. “No por lo que eres, sino por lo que soy al estar a tu lado”.

Regreso al recuerdo de lo sencillo y simple que eran esos tiempos en los que el amor se repartía en lecho, besos y pan y nos alimentaba mas la mirada que cualquier comida y corríamos a nuestro propio alcance.

Lo cierto es que me agrada sentir esa misma emoción cada vez que voy camino a casa hacia tus brazos y también la certidumbre de esa algarabía que es verte cocinar, charlar, sonreír y el tono de tus ojos verdes cuando viajamos.

Reflejarnos en el mismo espejo, ese que nos define en la unión hasta que nos preste vida.

Y la conclusión le corresponde a Jaime Sabines: ”Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Té parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»… Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

“A ti Issa y los 33 años con sus muchos días de Felicidad.

—————————————————————————————————————————————————————————————————————————
* “El contenido, conceptos y juicios de valor del presente artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente son compartidos por la Edición, y/o los propietarios de este Periódico”.
————————————————————————————————————————————————————————————————————————
 
Compartir